En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.

1 Pedro 1:6-7

Abanderándonos en la Fe y el Amor


Constantemente estamos sometidos a la prueba de nuestra Fe por parte del Señor. No puede decirse si la Fe es auténtica si no puede ser probada. Para eso son, en gran medida los Retos que dispone Dios.

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Nuestro compromiso se fortalece día a día con los desafíos que aparecen al cumplir la misión que El Altísimo nos ha encomendado. En ese caminar, en esa evolución del Alma, es que nuestro amado Señor consigue la más solida Fe.


Nuestro regocijo mayor es contar con la presencia permanente de Dios a nuestro lado. Ante los imponderables del camino sabemos que contamos siempre con Su Misericordia y nuestra Fe, al robustecerse, agrada al Señor.


A veces sucede que al querer compartir nuestra Fe con los hermanos que se han alejado del camino de Cristo, nos frustramos al no conseguir el resultado inmediato que deseamos.


Sin embargo, nuestro trabajo recién comienza. Vamos sembrando en los corazones perdidos la Palabra de Dios y, utilizando la Sabiduría de nuestro Creador, sabemos que deberemos ser pacientes para levantar la cosecha.


Nuestra Fe consolidada fortalece el vínculo con El Señor, que conoce nuestro propósito y compromiso.


Su guía es la mas maravillosa de las Bendiciones.