“Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio.”

2 Timoteo 1:7

Solía estar en oscuridad


Cuando nos encontramos perdidos o dudamos de nuestras propias decisiones solemos entrar en un lugar de mucha oscuridad. Pensamos y repasamos una y otra vez los pasos a seguir, nos castigamos con aquello que no resulta o simplemente estamos tan asustados por las consecuencias que ni siquiera lo intentamos. Podemos perder fácilmente el rumbo y alejarnos de nuestros hermanos, porque creemos equivocadamente que ninguno de ellos podrá ayudarnos en ese camino o podrá darnos un consejo certero. La realidad es que en esos casos sólo estamos siendo necios y soberbios, al encerrarnos en nuestros pensamientos.

Publicidad

Nuestro Padre será quien provea el aliento necesario cuando en esa oscuridad nos encontremos, pero requerirá de nuestra grandeza de corazón dejarlo entrar y recibir su consejo. Disponernos a la conversación profunda con Dios Padre se transformará muchas veces en nuestra única forma de atravesar ese momento de confusión. Rodearnos del buen augurio de nuestros hermanos también nos ayudará en el momento de desolación, ya que ellos con su amor y fraternidad podrán ayudarnos a recobrar las fuerzas. Quedarnos en soledad o ser muy severos con nosotros mismos no nos guiará hacia el aprendizaje sino todo lo contrario, nos sumirá en tristeza y nos mantendrá alejados de la dicha.