“El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia”

Juan 10:10

Cuidando nuestra esencia


El Señor se presenta como nuestra única y verdadera guía, ofreciéndonos amor y sustento. En variadas ocasiones, Dios nos enseña, que para que entre un ladrón, muchas veces somos nosotros los que de alguna manera le abrimos la puerta. Esto se refiere a que confiamos en personas que aparecen como guías para el pueblo, pero que en realidad son ciegos espirituales.Las personas muchas veces somos engañadas por ladrones, personas de palabras que realmente no edifican. Si decidimos confiar en alguien, seguramente sus fundamentos luego pasarán a ser los nuestros. Es por esto mismo que no debemos darle la oportunidad al ladrón de robar y destruir. Es necesario que los hijos de Dios prestemos atención y cuidado a lo que estamos escuchando para que nadie robe nuestra esencia espiritual o mate nuestra Fe.