Confía callado en el Señor y espérale con paciencia; no te irrites a causa del que prospera en su camino, por el hombre que lleva a cabo sus intrigas. Deja la ira y abandona el furor; no te irrites, sólo harías lo malo. Porque los malhechores serán exterminados, mas los que esperan en el Señor poseerán la tierra.

Salmos 37:7-9

En Busca del Equilibro Sagrado


A menudo escuchamos decir, generalmente en las películas, la frase “lo traicionaron sus emociones” como queriendo decir que su parte humana hizo que nuestro protagonista fallara en tal cuestión.

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Pero la realidad es que las emociones, así como también los sentimientos, son aquellas cosas que nos definen como seres humanos, y por tanto no debemos avergonzarnos de ellas, puesto que son parte de nuestra naturaleza. Pero hay algo que sí es importante tener en cuenta cuando hablamos de nuestras emociones, y es aprender a controlarlas.


Es completamente válido experimentar ciertos estados de ánimo a raíz de cómo nos sentimos, pero cuando aquello influye en nuestros actos, ya no beneficia a nadie. Por eso es que Dios nos insta a conocer nuestras emociones para poder identificar el conflicto, pero a recurrir a nuestro corazón para tratar de solucionarlos.


Recordemos que sólo escuchando nuestros corazones escucharemos la palabra de Dios, ya que Él reside dentro de cada uno de nosotros.


Su poder dentro de nosotros nos permite superar nuestras emociones y ser guiados por Su inmutable palabra y espíritu en lugar de nuestros sentimientos y emociones inestables.