“Escucha el consejo y acepta la corrección, para que seas sabio el resto de tus días. Muchos son los planes en el corazón del hombre, mas el consejo del Señor permanecerá.”

Proverbios 19:20-21

Compararnos con el otro


En nuestras sociedades se ha vuelto algo regular y del día a día compararnos con nuestros hermanos. Si han alcanzado alguna de sus metas y nosotros aún no, si tiene un hogar mejor que el nuestro, si tienen en sus trabajos un puesto jerárquico más elevado que nosotros, aún, si ganan más dinero haciendo tareas similares a las nuestras. Todo sirve para que midamos con una vara los éxitos de los otros, cuando en realidad nada sabemos de sus propias luchas y de sus fracasos hasta haber obtenido lo que hoy nosotros anhelamos.

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Así, gastamos energías valiosas en compararnos y en preguntarnos por qué todavía no hemos llegado a esos puntos o hitos en nuestras propias vidas. Lo que no debemos perder de foco es que pequeñas actitudes que adoptemos para nuestro cambio pueden hacernos ganar en ese terreno, el terreno de las enseñanzas. Aprender para tener más conocimientos y convertirnos en seres más profundos y reflexivos con la gracia de Dios Padre será aquello que nos acerque al lugar en dónde queremos estar. Estar permanentemente viendo lo que hacen los demás o lo que consiguen, seguramente a costas de su esfuerzo y dedicación, nos saca la vista de eso que tenemos que hacer nosotros mismos para nuestro propio bienestar y crecimiento personal.