“No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos.”

Gálatas 6:9

Contar nuestras bendiciones


Muchas veces nos levantamos enojados con nuestras propias rutinas. Malhumorados y cansados, vociferamos: “tengo que ir al trabajo”, “tengo que ir a estudiar”, “hoy tendré un día muy agitado”, “llegaré muy tarde a casa”. Comenzar el día enumerando una serie de deberes en vez de verlos como una serie de oportunidades nos alejará de la verdadera realidad. Lo cierto es que no se trata de cuestiones que tendrían que darnos hastío, sino todo lo contrario. Verdaderamente estamos hablando de oportunidades y bendiciones que Nuestro Señor dispone día a día para que transitemos.

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Solemos disfrazar nuestras bendiciones de cosas estresantes o impuestas cuando está muy alejado de nuestra realidad. Hemos luchado fuertemente para poder avanzar en la carrera que elegimos, o para tener el trabajo que soñamos o mejor aún, para perseguir nuestros objetivos. Entonces, despertarnos con mala predisposición o tomar esas actividades como algo tedioso no será lo adecuado y le quitará valor a aquello por lo que tanto nos hemos esforzado. Contar nuestras bendiciones y estar siempre agradecidos a Dios Padre por hacerlas realidad será la forma de mantenernos optimistas aún cuando nos encontremos cansado o sin fuerzas para encarar el día. Hay personas que aún no han recibido la atención para sus plegarias, quizás no es todavía momento de que Dios los glorifique, pero a los que sí ha respondido sería una actitud equivocada que fuesen malagradecidos.