Oyendo la reina de Sabá la fama que Salomón había alcanzado por el nombre de Jehová, vino a probarle con preguntas difíciles. Y vino a Jerusalén con un séquito muy grande, con camellos cargados de especias, y oro en gran abundancia, y piedras preciosas; y cuando vino a Salomón, le expuso todo lo que en su corazón tenía.

Reyes 10:1-2

Confiando en el Espíritu Santo para Sanar


Por lo general no es prudente decir a otros todo lo que tenemos en nuestro corazón. Sansón llego al clímax de su necedad cuando hizo esto con Dalila. Sin embargo, si pudiéramos encontrar a un Salomón capaz de responder todas nuestras preguntas y resolver todas nuestras dificultades, contarle todo podría ser no sólo prudente sino también vital. Ahora nosotros tenemos a uno mayor que Salomón: nuestro Señor Jesucristo, la sabiduría encarnada. Necesitamos venir a Él con toda confianza, y contarle todo de nosotros.

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“La reina del Sur se levantará en el juicio con los hombres de esta generación, y los condenará; porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar.” Lucas 11.31. Si la reina de Sabá, con mucho menos revelación y oportunidades que nosotros, estuvo dispuesta a viajar una gran distancia para abrir su corazón al rey Salomón, ¡cuánto más nosotros debemos buscar a Jesús con un corazón sincero, sin esconderle nada! Vengamos ante Él con confianza, y contémosle todo de nuestra vida.