“Tú eres mi escondite y mi escudo; en tu palabra he puesto mi esperanza.”

Salmos 114:119

Detenernos para comenzar


Barajar y dar de nuevo es un concepto muy aprehendido cuando se juega a los naipes pero nos cuesta terriblemente adoptarlo para la propia vida. Cuando nos encontramos fuera de nosotros mismos, perdidos sin rumbo o cansados del camino que supimos elegir, comenzamos a dudar de nuestras elecciones. Nos reprendemos por cosas que quizás aún no han sucedido, o boicoteamos nuestras decisiones para alcanzar mejores metas. Nos auto convencemos de que no podremos hacerlo, que es muy difícil o hasta imposible, y nos desvalorizamos permanentemente.

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En nuestras sociedades muchas veces está mal visto el detenerse un momento, el ritmo suele ser incesante y todos esperan respuestas inmediatas. Cuando encontremos esa tranquilidad para introducir una pausa, debemos aprovecharla y no dejarla pasar. Entregarnos en forma plena a reflexionar y pensar alternativas junto a Nuestro Señor será primordial para mantenernos enfocados. Con la ayuda de Dios podremos volver al inicio una y otra vez, ajustar aquello que creemos que debe cambiarse, modificar nuestras conductas y pedir perdón cuando nos hayamos equivocado. Volver al principio no debe traducirse en fracaso sino todo lo contrario, se trata de otra oportunidad para enmendar nuestros errores y reforzar nuestros aciertos. Dios nos concederá el aprendizaje necesario para crecer y sostenernos en la fe.