Hermanos, no habléis mal los unos de los otros. El que habla mal de un hermano o juzga a su hermano, habla mal de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres cumplidor de la ley, sino juez de ella. Sólo hay un dador de la ley y juez, que es poderoso para salvar y para destruir; pero tú, ¿quién eres que juzgas a tu prójimo?

Santiago 4:11-12

Una Señal Necesaria y Suficiente


Transitar el camino que Cristo propone, implica emprender un estilo de vida regido por los preceptos que nuestro Santo Padre nos enseña en su más valioso legado: la Santa Biblia.

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En ella se hace alusión al concepto de ser verdaderos hijos de Cristo, galardón que se obtiene siendo vivos ejemplos de Su sanadora palabra. Todo esto requiere de mucho esfuerzo, y a la vez se ve reflejado en un aumento constante en la fuerza de nuestro espíritu y el crecimiento de nuestra Fe.


Dichas virtudes las podemos alimentar mediante la oración y el recogimiento; mediante el perdón y el arrepentimiento, pero también mediante la crítica que recibimos. Para esto es importante saber diferenciar la crítica constructiva de la que no aporta nada.


Solamente aprenderemos de la crítica constructiva, pero tampoco debemos desestimar a aquel que nos odia, ya que él también dice su verdad. Recordemos también que esa será una buena oportunidad para practicar el perdón, tal cual Dios os enseña.