“¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida?”

Marcos 8:36

La lección que debemos aprender


¿Cuántas veces nos despertamos a diario pensando nuestro motivo para vivir? Recordamos las deudas, los viajes y los elementos materiales que anhelamos adquirir y se diluye esa pregunta rápidamente en un abrir de ojos para poder apagar el despertador que indica que estamos llegando tarde a cumplir nuestras obligaciones.

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Parece una historia sin fin, donde al concretar ese objetivo de “ahorro” o poder alcanzar ese deseado destino paradisíaco, se comienza a girar la rueda nuevamente y se reinicia el ciclo.


Dios Padre realizó múltiples creaciones divinas, nos trajo a la vida con diversos propósitos, pero en el final del recorrido lo encontraremos en las puertas de la eternidad. Nos observará y preguntará si hemos encontrado el significado de nuestra existencia que tanto anhelamos durante tantos años de vida.


Cuando nos percatamos de que culminamos sin ningún bien material y nuestro espíritu se encuentre marchito, la Fe será lo último a lo que recurriremos y no sabremos qué hacer con ella.