“Que el Señor los lleve a amar como Dios ama, y a perseverar como Cristo perseveró.”

2 Tesalonicenses 3:5

El llamado de Cristo


Jesucristo es soberano del cielo y de la tierra, y desoír su llamado expresa nuestra vanidad y orgullo. Hacer caso omiso a los pedidos de Cristo producirá sólo desamor y tristeza. Nos enviará cada vez más a caminos oscuros y de confusión, en los que no encontraremos consuelo ni misericordia. Seguir en cambio a nuestras pasiones, manchará nuestra conciencia y nos hará caminar en las tinieblas. Todo lo que intentemos esconder de Él, lo sabrá de algún modo, y todo llamado que nos hayamos negado de cumplir, también lo conocerá. Esos actos de rebeldía, no hacen más que evidenciar que nuestra fe está tambaleando, que debemos reforzar nuestra creencia y nuestra devoción para con el Señor.

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Debemos permitirle que nos conforme a su imagen y semejanza, imitando su vida y sus actos. Seguir su ejemplo nos llenará de claridad y de paz, de nada sirve aprender algunos versículos de la Biblia de memoria si no vivimos en su gracia. Los que responden al pedido del Señor no son sabelotodos sino que aprenden al transitar el camino que su Padre les propone, en cambio, los que responden con un “no” cada vez se volverán más reticentes y menos permeables a la enseñanza divina.