“La cual simboliza el bautismo que ahora los salva también a ustedes. El bautismo no consiste en la limpieza del cuerpo, sino en el compromiso de tener una buena conciencia delante de Dios. Esta salvación es posible por la resurrección de Jesucristo.”

1 Pedro 3:21

Mi bautismo a conciencia


Era una de las pocas nenas del colegio que no había recibido mi bautismo y así me convertí en la destinataria de algunas burlas de otras de mis compañeras. Decían que Dios no estaba en mi corazón, que era impura e indecente. Cuando pequeña mis padres decidieron que yo debería ser quién eligiese cuándo ser bautizada. En ese momento lo sentía como una mala decisión por parte de ellos, pero luego, con el devenir de los años pude comprender por qué así lo hicieron. Me encontré con una fe consciente, en la que me reuní con Dios Padre en pleno regocijo.

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Decidí ser bautizada ya siendo una joven, por elección propia y en total conversación con Nuestro Señor. Claro que muchos no estaban de acuerdo con mis padres (yo incluida) pero creo que ellos querían que realmente fuera una elección mía, una elección de fe y amor. Comencé a ir a misa, a ser una partícipe activa de nuestra Iglesia y a colaborar con distintas acciones. Comprendí que Dios siempre había estado acompañándome en el camino y que había cuidado de mí aún cuando era tan sólo una niña. Pude encontrar la paz y la felicidad al saber que ingresé en su reino y mi uní a Cristo Jesús, recibiendo el don del Espíritu Santo y siendo redimida de mis pecados.