“La persona indigna, el hombre inicuo, es el que anda con boca perversa, el que guiña los ojos, el que hace señas con los pies, el que señala con los dedos, el que con perversidad en su corazón, continuamente trama el mal, el que siembra discordia.”

Proverbios 6:12-14

La mentira


Claro está que decir mentiras implica un engaño y decepciona a quien lo descubre, pero ¿por qué nos vemos tentados a decirlas?. A veces por miedo a la mirada de los otros, por miedo a una reprimenda o simplemente, porque no conocemos otra forma de actuar podemos cometer infamias. Como uno de los diez mandamientos debemos no mentir, Dios Padre nos guiará para que así no lo hagamos, porque nos perjudicamos a nosotros mismos haciéndolo.

Publicidad

Un día cuando aún estaba en etapa escolar saqué una mala nota por no haber estudiado lo suficiente. Se lo oculté a mis padres durante meses hasta que llegó el resumen de mis calificaciones. Durante ese tiempo había descuidado mis tareas y si mi madre lo hubiese sabido seguramente me hubiese castigado. Pero también, me hubiera preguntado si necesitaba ayuda, qué era lo que me estaba sucediendo, por qué no ponía atención a mi formación escolar. Sentí en ese momento que la había decepcionado, que no tenía necesidad de ocultarle esas cosas ni de hacerle creer que todo iba bien cuando así no lo era. Podría haber confiado en ella y pedido su comprensión, pero recaí en el engaño. Fue muy importante reflexionar sobre eso para poder pedir perdón y reconocer mi error.