En ocasiones necesitamos sentirnos cuidado y protegidos por el Señor, ya que creemos estar en peligro de conducirnos en forma incorrecta en nuestros propios caminos. Disponernos a pedir su resguardo requiere de un gran compromiso como hijos, porque debemos ser devotos y fieles en todo momento. Dar amor a nuestros hermanos y estar conectados con ellos, será una buena forma de retribuir al Señor cuando necesitemos de Él. Retomar el camino de la fe cuando nos encontremos perdidos puede darnos el calor que necesitamos para estar completos; volver a las escrituras al momento de conversar con Dios Padre nos aliviará cuando nuestras creencias se vean truncadas.
Solo Dios puede ayudarnos a transitar los malos momentos, y a elevarnos en forma correcta para que volvamos a sentir confianza en nuestros destinos. Podremos sanar entregados a su amor, creyendo que todo será pronto mejor. Quedarnos en nuestra soledad, mirando solo nuestras penas sin celebrar ninguno de nuestros aciertos, nos restará estima y cada vez será más difícil salir de ese desasosiego. Nuestro Padre será el que nos reciba y nos aliente a volver a ponernos de pie, aquel que nos dé coraje ante el miedo y la desilución. Dios nos dará paz cuando estemos atormentados.