“No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.”

Romanos 12:2

Cuando estamos a destiempo


Podemos levantarnos un día de esos y sentir que estamos a destiempo de todo. En trabajos que no nos hacen felices, en relaciones en las que somos mezquinos o egoístas y solamente nos prorizamos a nosotros mismos, llevando vínculos de amistades por conveniencia o manteniéndonos tristes sin motivo. No siempre vamos a tener claridad frente a lo que debemos hacer o a lo que nos sucede. El ritmo de vida que se nos impone desde las sociedades industrializadas y con la creciente tecnología, muchas veces puede hacernos sentir que hemos sido expulsados, que si no nos adaptamos tenemos que estar afuera.

Publicidad

Perder los estribos de vez en cuando tiene que ver con que no estamos dedicando el suficiente tiempo a Dios. Porque conversando diariamente con Él comprenderemos que somos parte de algo aún mayor, que tenemos que guardar la compostura y mantenernos equilibrados en la fe para no sentir que el ritmo de vida que llevamos arrasa con toda nuestra paz. Nuestro Padre Celestial nos entregará su calma y consejo cuando estemos perdidos o abrumados por diferentes situaciones. Siempre que acudamos a Él tendremos tranquilidad para poder visualizar el panorama de otro modo. Alejados del Señor todo nos parecerá terrible y engrandecido, cuando en realidad se trata de pequeños obstáculos para hacernos evolucionar en la fe.