Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; Mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.

Mateo 6:14-15

Perdonando y Avanzando en la Vida


Hace algunos días, le pregunté a mi hijo Marcos que había sido de su gran amigo Julián.

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Hacía tiempo que no lo veía dando vueltas por la casa y me llamó la atención su repentina ausencia.


Ellos son amigos desde los primeros años de la escuela. De inmediato formaron una solida relación repleta de risas y travesuras. Su amistad traspasó las paredes de la institución educativa y fue así que ambas familias también se hicieron amigas.


Compartimos buenos y malos momentos, nos sostuvimos mutuamente cuando fue necesario y acompañamos el crecimiento de nuestros hijos.


Hoy, ellos transitan la difícil edad de la adolescencia. Mi hijo me contesto que se había distanciado de su amigo. Cuando le pregunté el motivo me contó lo sucedido. Marcos agregó al final de su explicación, que Julián le había pedido disculpas pero que él le había negado el perdón pues estaba muy enojado.


Luego de pensarlo unos momentos invite a mi hijo a rezar. Luego de un maravilloso momento de reflexión y dialogo con El Señor, le pregunté: “¿Y cómo te sientes hijo mío? Marcos respondió: “Sinceramente muy mal, si bien aún estoy enfadado, me duele estar alejado de él”.


“Te has olvidado algo muy importante”, le contesté, “te ha pedido perdón y tu se lo negaste. ¿Te parece una actitud acorde con las enseñanzas que te ha inculcado Dios? Ve y perdona a tu amigo, libérate del rencor y los malos pensamientos. Perdonar es un acto de absoluto amor y sé que tienes el valor y la convicción para hacerlo porque así te lo ha transmitido El Altísimo”.


Los muchachos se amigaron de inmediato y mi hijo me agradeció. “Nada debes agradecerme. El Señor ha obrado en tu alma, disfruta tu libertad amado hijo”.