Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.

Josué 1:8

Difundiendo la Palabra de un Modo Único


Sabemos que somos lo que pensamos. Nuestros pensamientos formados en la palabra de Cristo van adquiriendo distinta dimensión a medida que utilizamos esas enseñanzas al servicio del Señor.

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En nuestra diaria tarea de esparcir el mensaje de El Altísimo, nos encontraremos con hermanos que estarán receptivos, porque ese es su momento, a entregarse a la Gloria de Dios. También encontraremos a hermanos que estarán más reacios, que no están preparados aun para recibir a Cristo en su corazón.


¿Cómo saber cuándo es el momento preciso?


Para esto deberemos desarrollar el Don de la Prudencia. La Prudencia nos hará equilibrados y cautos para entender cuando es la mejor instancia para acercar la palabra de Dios a nuestro prójimo.


La reflexión en el ejercicio de la oración y las santas escrituras nos proporcionaran la sabiduría y la intuición necesarias para transmitir nuestro mensaje que es, ni más ni menos, que el mensaje del Creador Celestial.


De esta manera, nuestras palabras deben ser fuente de alivio o de regocijo para quien este dispuesto a escuchar y por sobre todas las cosas, ver. Nuestro mensaje es desinteresado y surge del amor más puro que es el amor de Dios en Cristo.


Renovemos y reforcemos constantemente la palabra de nuestro Santo Padre en nuestros corazones y de esa manera ser efectivos en la difusión de la misma.