“Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración.”

Romanos 12:12

Demasiado cansados


Solemos llevar un ritmo de vida imparable, en el que no nos detenemos ni por un momento a reflexionar sobre nuestro día. Tal vez porque estamos demasiado cansados para guardar unos minutos de silencio, mucho menos para dedicarle ese tiempo valioso a estar en contacto con Dios Padre. Lo cierto es que eso nos alejará cada vez más de nuestro verdadero camino, porque vamos por la vida como locos detrás de algo que ni siquiera podemos identificar y nos pasamos la jornada entera en movimiento. Sin compartir un momento con nuestros hermanos, sin disponernos a estar en calma, sólo contribuimos a generar mayor caos en nuestras sociedades.

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La violencia, los malos tratos y la falta de valores se han vuelto constantes en la actualidad, porque las personas estamos cada vez más distantes, de los otros pero también de nuestra fe. Volver a nuestros recuerdos, disfrutar del descanso y tener nuestro propio tiempo para pensar en nuestros actos y decisiones nos transformará en seres más conscientes, más conectados con nuestro rol como hermanos dentro de una misma sociedad. Puede haber días que estemos más cansados, o que hayamos atravesado situaciones agobiantes en los que sólo queramos volver a casa y darle fin a nuestras obligaciones, pero no debemos perder el hábito del rezo y la reflexión en conversación con Nuestro Padre.