“Clama a mí y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes.”

Jeremías 33:3

Tratando de alcanzar al destino


El día de hoy me encontró corriendo por las calles, casi sin posibilidad de deternerme. Tuve que ir de un compromiso al otro, sin un minuto para descansar o para reponerme. Todo fue un poco caótico, sumado al tránsito irrefrenable de mi ciudad y el stress y nervios que estamos todos atravesando, que nos altera al primer contratiempo. Realmente sentí desesperación por volver a mi hogar. En el momento en el que llegué a casa me dispuse a conversar un buen rato con Dios. Quería preguntarle si valía la pena ese ritmo, si no estaba llevando mi rutina demasiado lejos. De pronto comencé a sentir calma, porque sabía que Nuestro Padre Celestial había sido testigo una vez más de lo que me sucedía, y me había otorgado la paz necesaria para terminar la jornada.

Publicidad

Muchas veces nos olvidamos de conversar con el Señor porque estamos muy fatigados como para hacerlo. Ponemos excusas y solo queremos descansar después de días agotadores, pero debemos recordar que ese tiempo para Dios será beneficioso para nosotros también. Tener confianza en que Él nos guiará para distribuir mejor nuestro tiempo, para encontrar nuevas formas de estar en calma y para finalmente, poder llevar a nuestras relaciones con los demás a un plano más fructífero y amoroso.