“El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor.”

1 Corintios 13:4-5

Cuando el amor se va


Muchas veces al enamorarnos de una persona solemos perder de vista algunas cuestiones que pueden no ser sanas pero estamos tan obnubilados que no nos damos cuenta hasta que llega la hora de separarnos. Actitudes egoístas en las que sólo importa lo que uno de los dos quiere o desea hacer, en las que sólo importan los planes de uno y el otro queda desdibujado y sin aspiraciones. Existen también relaciones en las que prima la violencia o las malas contestaciones, en las que se guardan rencores que no se resuelven en el tiempo y cada vez se vuelven más oscuras.

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Es importante que acompañemos los planes de nuestros seres amados pero que no nos fundamos en ellos, que no quedemos relegados u olvidados en los nuestros propios. Dios quiere para nosotros amores en los que la tranquilidad y el respeto mutuo sean lo más relevante. Vínculos en los que estemos relacionándonos de igual a igual, siendo compañeros, siendo devotos y buenos cristianos con los que nos rodean. Para que puedan celebrar la posibilidad y la unión, para infundir el respeto luego al momento de formar nuestra propia familia. El cuidado y el amor hacia el prójimo serán las partes fundamentales para forjar y conservar relaciones de bienestar.