Existe una sólida relación entre Conocer y Amar. Amamos a nuestros familiares y amigos desde el conocimiento que tenemos sobre ellos. Sabemos sus virtudes y defectos. Estamos al tanto de los vaivenes de sus vidas y entendemos los momentos propicios para acercar nuestra ayuda si fuere necesaria.
Amamos nuestra profesión o nuestras actividades de esparcimiento, porque conocemos las reglas, disfrutamos con la práctica y nos llena de dicha saber que todo ese esfuerzo nos acerca más al Señor.
En el marco de la confianza es que podemos desarrollar nuestro Dones con mayor efectividad. Es allí, donde podemos desenvolvernos sin reparos, con autenticidad y sin miedos.
Es importante tener en cuenta que no debemos cerrarnos para darnos a conocer como parte del Pueblo de Dios.
Nuestro Señor nos entrega su amor, que es infinitamente superior al nuestro. Por intermedio de su Palabra, las Escrituras y, su hijo, Cristo es que nuestro Salvador se nos revela en toda su dimensión.
Por eso debemos tener claro que conocer a Dios es Amarlo y de esa forma conocerlo en su grandeza. ¡Alabado sea nuestro Señor.