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“La ansiedad en el corazón del hombre lo deprime, mas la buena palabra lo alegra.”

Proverbios 12:25

Escondiendo emociones


Se ha vuelto común esconder las emociones. Acallar al alma cuando está en pena, adormecer al corazón para no sentir el dolor. Estaba sentado en un bar, luego del trabajo, realmente cansado. Había tenido un día muy largo, más bien, un día en el que hubiera preferido ir a acostarme temprano y no pensar en nada. Decidí ir a tomar un café para despejarme, podía ver alrededor cómo en las mesas cercanas también había hombres y mujeres agotados por las actividades del día, pero me detuve unos minutos a mirar a una mujer y pude ver que lloraba. Lo hacía como a escondidas, para que nadie la viese.

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Llorar en público para muchos puede ser vergonzoso. Pensaba con qué tendría que ver eso que le sucedía, desde lejos, no quería incomodarla. Pero pronto recordé que como como Hermano debía auxiliarla, quizás solamente preguntarle si necesitaba algo. Muchos habían notado ya que la mujer lloraba, pero parecían ignorarla. Finalmente, me acerqué y le pregunté por su penar. Valió el coraje para saber que ella estaba angustiada porque su esposo había fallecido. Simplemente dejé que me contara lo que había ocurrido y ella comenzó a sentirse mejor. A veces estamos tan inmersos en nuestro propio ser que perdemos de vista que sólo con la palabra podemos ayudar a nuestro prójimo a sanar.