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“Por la mañana, Señor, escuchas mi clamor; por la mañana te presento mis ruegos, y quedo a la espera de tu respuesta.”

Salmos 5:3

Amanecer en Dios


Solemos perder de vista la importancia que tiene mantener una conversación fluida con Dios. Muchos cristianos se olvidan de rezar a diario, o promulgan excusas como: “me encuentro muy cansado hoy, lo haré mañana”, “no encuentro un momento para hacerlo”, “mi día ha sido muy atareado, me iré a acostar y esta semana iré a la Iglesia”. Lo cierto es que cualquier momento del día es un buen momento para disponerse a rezar. Un momento libre en el trabajo, en el camino de regreso a casa, durante un tiempo a solas, cualquier sea la ocasión será valorada por Nuestro Padre.

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Podemos tener las agendas más apretadas u ocupadas de la familia, podemos sentirnos enfermos o cansados, pero siempre es bueno seguir en contacto con la palabra de Dios. Una manera de destinar unos minutos a la oración y a la reflexión es hacerlo al comenzar el día. Al momento de despertar, podemos disponernos unos minutos al intercambio con Nuestro Padre, a tener una oración para el día que tenemos por delante y a pedir por el mejor consejo para afrontar las actividades diarias. Llenarnos de excusas para hablar con Dios nos alejará cada vez más de la evaluación propia que debemos hacer para comportarnos de mejor manera, para tener mayor paz y brindar más afecto a nuestros seres queridos.