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“No nos recomendamos otra vez a vosotros, sino que os damos oportunidad de estar orgullosos de nosotros, para que tengáis respuesta para los que se jactan en las apariencias y no en el corazón.”

2 Corintios 5:12

Las apariencias


Está claro que las sociedades actuales tienen imposiciones de cánones físicos que muchos usan como modelos a seguir, pero cabería preguntarnos ¿a qué costo sostenemos una apariencia de lo que a fin de cuentas no somos?. Nos encontramos atentos a las últimas tendencias en moda, a los automóviles que recién salieron al mercado, a los amoríos de las estrellas de cine, pero ¿estamos realmente atentos a lo que pasa a nuestro alrededor?. A las personas que mueren día a día por enfermedades que pueden tratarse pero que no tienen los medios necesarios para hacerlo, a los niños que pasan hambre y no pueden acceder a una educación en forma libre, a los desamparados que duermen en nuestras calles. Cada uno puede hacer el cambio de pensamiento, restándole importancia a las cuestiones banales y colocando el foco en aquello que necesitamos modificar como comunidad para estar mejor.

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No somos el auto que manejamos, ni la ropa que vestimos, tampoco aquello que estudiamos ni en lo que trabajamos. Somos seres hechos a imagen y semejanza de nuestro Padre Celestial, a quien debemos rendir tributo con nuestros actos. El Todopoderoso juzgará por nuestro interior, por nuestras actitudes de amor y bondad hacia nuestros hermanos, por cuán buenos cristianos logremos ser en nuestro paso por la Tierra. Aquellos actos que logremos hacer por el prójimo en forma altruista serán los que sirvan a la gracia del Señor.