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“Porque mis iniquidades han sobrepasado mi cabeza; como pesada carga, pesan mucho para mí.”

Salmos 38:4

Cargas emocionales


En ocasiones nos sobrecargamos con cuestiones que no son sólo nuestras. Podemos tener sobre nuestras espaldas responsabilidades que quizás corresponden a otras etapas de la vida. Como por ejemplo ser jóvenes con padres enfermos, nos arroja a una situación en la que debemos madurar de pronto ante la necesidad de la familia. Pasamos a convertirnos de niños a adultos de un momento al otro, y esto puede generar ciertas frustraciones al momento de ser mayores. Podemos haber perdido momentos con nuestras amistades o faltado a eventos que en la adolescencia suelen ser percibidos como monumentales.

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Habrá un solo testigo de nuestro esfuerzo y del amor que tenemos por nuestra familia en esas situaciones difíciles, y ese será nuestro Padre Celestial. Aquel con el que compartiremos nuestros miedos, nuestro dolor y penar, y quien también se encargará de acompañarnos en nuestro crecimiento. Lo importante de estar en conexión con Dios es que nos dará el aliento necesario para atravesar esas situaciones desafiantes y tendremos nuevas herramientas para conducirnos en el futuro. Será importante que no sostengamos cargas que son nocivas y que capitalicemos todo el aprendizaje. Continuar atados a las preocupaciones, sin reflexionar sobre lo ocurrido será un error, pero conversar a diario con Nuestro Padre nos acercará a la claridad.