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“Los labios mentirosos son abominación al SEÑOR, pero los que obran fielmente son su deleite.”

Proverbios 12:22

Viviendo un personaje


Muchas veces nos convertimos en alguien que no somos sólo para cumplir con las expectativas de otros. Podemos elegir estudiar una carrera que no refleja nuestra real vocación o continuar en relaciones que hace tiempo están terminadas por no herir a nuestra pareja. Otras veces, nos encontramos ocultando cosas para no evidenciar que algo nos está sucediendo. En todos los casos se trata de esconder verdades, de vivir una realidad paralela en la que no somos dueños de nuestras elecciones.

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Siguiendo el camino de Dios no habrá espacio para la mentira ni los secretos. Podremos tomar las mejores decisiones para nosotros mismos, teniendo en cuenta a nuestro prójimo pero respetando nuestros anhelos. Significa una decepción mayor por ejemplo para nuestros padres ocultarles una verdad como la verdadera vocación, que abordar el tema con sinceridad. Lo mismo sucede con aquellas personas que no logran decir la verdad a sus familias al perder un trabajo. Continúan comprando cosas que luego no pueden costear, sosteniendo la rutina de horarios, y haciendo malabares para no ser descubiertos. La mentira nunca será una opción contemplada por Dios, pero siempre estaremos a tiempo de modificar nuestra mala conducta y arrepentirnos si nuestro corazón está dispuesto a recibir a Nuestro Señor.