¡Descarga la app!

Accede a más contenido como este.

“Yo soy el Señor su Dios. Si escuchan mi voz y hacen lo que yo considero justo, y si cumplen mis leyes y mandamientos, no traeré sobre ustedes ninguna de las enfermedades que traje sobre los egipcios. Yo soy el Señor, que les devuelve la salud.”

Éxodo 15:26

Cuando el cuerpo habla


Muchas veces nuestros dolores corporales están ligados a emociones o palabras que no logramos expresar. Lo no dicho se convierte en síntoma, y de esa manera enfermamos. Las enfermedades pueden ser vistas como un padecimiento y generalmente, generan mucho stress en nuestros seres queridos. Atravesar el proceso de una dolencia puede ser muy angustioso y generar desesperanza, es por ello que debemos aferrarnos a la fe en Nuestro Dios para poder sobrellevarlo.

Publicidad

Aquello que no exteriorizamos puede volverse en nuestra contra. Acallar enojos o frustraciones e intentar disiparlos puede ser contraproducente para nuestra propia salud, tanto física como emocional. Siempre será mejor, al momento de estar ofuscados, poder hablar con respeto sobre lo que nos acontece. El hecho de silenciar una emoción negativa sólo logrará que la reprimamos y que repercuta en nuestro bienestar. Debemos conversar acerca de los que nos sucede, para poder reflexionar sobre eso y que no impacte en nuestro organismo. Mantenernos saludables y reflexivos nos mantendrá en buena forma espiritual. Si por el contrario, dejamos que esas emociones se apoderen de nuestro cuerpo estaremos enfermándolo con malos pensamientos y sentimientos de ira o angustia que nos afectarán a nosotros y a nuestros hermanos. Mantenernos en conversación con Dios sobre nuestra forma de actuar y sobre nuestras frustraciones será lo más saludable.