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Hoy en día es muy fácil experimentar sentimientos de desesperanza y desamor entre hermanos. Estamos permanentemente sometidos a situaciones difíciles y desafiantes, que pueden hacernos sentir tristes. Perder un trabajo, un familiar enfermo, un hijo que deja el hogar. Todo puede desmoronarnos o enseñarnos valiosas lecciones. Si pensamos a esos hechos como experiencias que traerán mayor riqueza a nuestra vida nos vamos a sentir menos frustrados cuando algo suceda. Los cambios no siempre nos van a perjudicar, lo cierto es que muchas veces traerán la sabiduría necesaria para ser mejores cristianos y personas.
Lo importante es mantenerse positivo, lograr sacar el mayor provecho, incluso de aquellas situaciones difíciles o confusas. Dios nos ha puesto a esa situación en nuestro camino para hacernos más fuertes, para aleccionarnos. No debemos dejar pasar los días en vano, debemos celebrar nuestra existencia y la de aquellos que nos rodean. No nos beneficiará vivir en lamento, quejarnos permanentemente de nuestras circunstancias si no hacemos nada para tratar de mejorarlas. Quizás el día de hoy depare algo hermoso para nuestras vidas, quizás sea el día de un nuevo comienzo. Hoy es un día de gozo, oremos y alabemos al Señor Nuestro Dios. Confiar en que Nuestro Padre Celestial glorificará cualquier circunstancia que nos toque atravesar nos dará la confianza necesaria para mantenernos optimistas.
