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“Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella; el mundo y los que en él habitan. Porque Él la fundó sobre los mares, y la asentó sobre los ríos.”

Salmos 24:1-2

El respeto por el medioambiente


Hemos dado por sentado que la naturaleza siempre proveerá y será escenario para nuestro desarrollo como sociedad, pero nos hemos equivocado. Cada día descartamos miles de botellas de plástico que terminan en ríos y mares, afectando a aves y peces. Desperdiciamos alimentos constantemente, sólo por el hecho de repetir comidas en la misma semana o simplemente por darnos otro gusto. Realizamos un uso del agua voraz: tomamos baños extendidos o nos lavamos los dientes dejando el grifo correr cuando hay personas en otras partes del Mundo que caminan hasta ocho horas por día para buscar agua potable.

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Dios ha puesto sobre nuestros pies una tierra creada para nuestro bienestar y ha dejado a nuestra merced su uso, pero no estamos siendo cuidadosos del ambiente que nos rodea. Llegará un día en el que el tesoro, que nos ha sido encomendado con tanto amor, colapsará. Debemos ser más conscientes del suelo donde pisamos, del agua que hoy podemos beber, del Sol que sale al amanecer, porque sin ellos no será posible la vida. La reflexión sobre los cuidados que debemos tomar tiene que estar presente en nuestras Iglesias, en nuestros hogares y en los ámbitos educativos. Entre todos podremos servir a Nuestro Padre y a su obra divina.