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En la sociedad actual, es muy común que padezcamos nuestra vida en relación a los otros, por motivos como la violencia, la competencia, u otros factores generalmente relacionados a la ambición material. Y de esa manera es probable que de a poco vayamos perdiendo la perspectiva, no pudiendo reconocer en dónde se halla lo realmente importante, y persiguiendo sueños que no son los nuestros.Jesús nos enseña el verdadero valor de la vida. De su ejemplo presenciamos la humildad y la paz con la que caminaba, porque llevaba la palabra del Señor en Él. Y nosotros, como hijos de Dios, somos capaces de vivir con el mismo gozo. Por eso, no dejemos que nos abrume lo superficial de la humanidad, y confiemos en Dios Padre que nos acompaña; estemos en contacto con Él siempre a través de la oración, y abracemos Su palabra.
