¡Descarga la app!

Accede a más contenido como este.

Atracción Positiva: Tu Secreto en la Vida

Si en algún momento de tu vida sientes la necesidad de preguntarte: "¿Por qué Yo?" encontrarás muchas respuestas a ese interrogante en el siguiente artículo.

Publicidad


“Y esta es la confianza que tenemos delante de Él, que si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, Él nos oye. Y si sabemos que Él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hemos hecho.” 1 Juan 5:14-15

No comprendemos bien el origen de eso y por qué Dios está permitiendo que esto suceda. Antes que nada, Dios no permite o habilita que sucedan este tipo de hechos específicos.

Nuestra salud física y mental son tesoros que debemos cuidar y encomendar en oración al Padre. Agradecerle siempre si gozamos de buena salud y si nuestros seres queridos también poseen esa bendición. Él tiene un claro destino para cada persona dentro de su plan Divino.

Pero si estamos vivenciando un mal momento en nuestra vida, si nos enteramos que alguien padece una enfermedad o si nosotros mismos estamos preocupados por estar siempre con algún tipo de síntoma, debemos comenzar a pedir ayuda al Espíritu Santo.

Publicidad


Esta actitud que adoptamos ante una enfermedad, somete a nuestra Fe y a nuestra conexión con Dios Padre ya que nos muestra perdidos en una espiral de conflicto y miedo. “Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna” Hebreos 4:16

Depender exclusivamente del miedo y la preocupación al padecer problemas de salud genera una convicción interna muy grave que genera la sensación de que siempre estamos enfermos. Partiendo de interpretaciones subjetivas de lo que consideramos “bienestar” o “sanación”, generamos una búsqueda individual de síntomas y posibles problemas asociados. El anhelo es siempre poder encontrar una enfermedad y su cura. Se convierte en una base sintomática inalcanzable para nuestro estado actual de “no estar sanos”.

Comenzamos a generalizar y agravar situaciones que nunca antes nos habían preocupado. Las mínimas sensaciones corporales u otro signo que aparezcan en nuestro cuerpo serán condiciones necesarias y suficientes para comenzar toda una serie de estudios en busca de cualquier tipo de problema.

Publicidad


“Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre.” Hebreos 13:5-6

Si en la búsqueda de sanación nos encomendamos exclusivamente en conseguir una solución fisiológica a los problemas mediante la medicina tradicional, no estamos olvidando completamente de la sanación espiritual. Si el foco que le estamos dando al problema es la búsqueda de la enfermedad y resulta ser el único motor de nuestra vida cotidiana, se produce un deterioro de los vínculos sociales, laborales y familiares. De a poco nos vamos aislando y abandonando todo tipo de actividades que nos generaban bienestar. Comenzamos a abandonar a la Fe y al diálogo con nuestro Padre. Todo se transforma en una pesadilla de nunca acabar, sintiéndonos solos y olvidados.


“No temas, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de mi justicia.” Isaías 41:10

Tendremos que poder solicitar ayuda a Dios mediante la oración y volcar nuestro problema al Espíritu Santo. De esta manera nos reconectaremos con nuestro ser espiritual que se encuentra perdido y atormentado sin un sentido ni una orientación. Las señales comenzarán a emerger y también obtendrás ayuda de quienes te rodeen.

El éxito estará garantizado cuando emprendas el camino hacia los ojos de nuestro Padre Celestial. Estará siempre a tu lado, a su ritmo pero con mensajes e iluminación. Él nunca llega tarde, sino que arriba en el momento más preciso, cuando más lo necesites. No te rindas, ya que el fracaso aparece si dejamos de intentar y recuerda que si lo intentamos desde la Fe, de la mano de Dios, no hay modo de fallar.




Versículo diario:


Artículos anteriores

Alcanzando la Armonía en Semana Santa

Sin Tu Amor Nada es Igual

Rutinas para Comenzar el Día

La Perseverancia Necesaria

Nada más Importa

La Honestidad nos Salvará