Existen momentos en la vida que merecemos que sean celebrados en familia y rodeado de seres queridos. Navega por el siguiente artículo buscando el modo de celebrar tu vida hoy mismo.

"Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes." Deuteronomio 6:6-7

En tiempos de vínculos que se hacen y deshacen fácilmente, es importante pensar en la entrega que realizamos junto a Dios.

¿Sentimos que construimos a consciencia una relación junto al Señor?

Son tiempos donde el mandato social es fuertemente regido por el ego y la individualidad. Debemos poder comprender el rol que tenemos en cada familia, en cada sociedad y junto con el Espíritu Santo. La reciprocidad también hay que ejercitarla diariamente junto con la Fe.

Si el Señor quiere estar en tu vida, se manifestará mediante la Gloria de su luz y sus enseñanzas para la vida. Debemos sincerarnos y reconocer lo importante que resulta el balance de respeto, Fe, amor y esperanza en nuestras vidas. Para poder establecer cualquier relación, debemos comprender que la ecuación resulta ser un ida y vuelta.

"Les suplico, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos vivan en armonía y que no haya divisiones entre ustedes, sino que se mantengan unidos en un mismo pensar y en un mismo propósito." 1 Corintios 1:10

Debemos comprender qué tipo de relación tenemos con esos seres queridos que se encuentran cerca de nuestro círculo de confianza. Así como lo hicimos con nuestro Padre Celestial, debemos comprender qué significan esas personas que más nos conocen en la vida.

De esto hablamos cuando decimos que las relaciones son líquidas: no se solidifican, no permanecen. Por momentos las emociones se escapan de las manos y sólo sirven para satisfacer un deseo momentáneo, sin ser conscientes que podemos generar. 

¿Pero en qué se basan esas relaciones? ¿conocemos de verdad a esa otra persona?

Conocer a una persona en su parte más profunda, requiere tiempo, voluntad y  entrega. Necesita que nos pongamos en un nivel de conexión personal con quién se presente en el vínculo real. Poder comprender que somos seres humanos, que experimentamos sentimeintos, amando y sufriendo, aprendiendo y avanzando por el camino del Espíritu Santo. 

Recordando cómo es que cada personaje y relato aparece en la Biblia, podremos comprender muchas veces las situaciones que se nos presentan en nuestra cotidianeidad. Frente a familiares, amigos, amigas, compañeros de vida y personas que son una familia que comulga junto a Dios.

"Si alguien afirma: «Yo amo a Dios», pero odia a su hermano, es un mentiroso; pues el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha visto." 1 Juan 4:20

Si sentimos pasión por lo que hacemos, ¿por qué no comprometernos con la entrega en la familia o en la pareja? ¿por qué no impulsar buscarle la vuelta a los espacios que no existen actualmente entre nuestros seres queridos?

Si podemos construir un puente colaborativo, abrirnos al espacio de escuchar y empatizar con la otra persona, entonces estaremos poniendo en práctica y en acción las bendiciones de Dios. Somos sus instrumentos de sanación espiritual y quizás muchas veces nos topamos con personas y situaciones en nuestro camino que nos estarán brinando esa posibilidad de ayudar en nombre del Señor.

"En fin, vivan en armonía los unos con los otros; compartan penas y alegrías, practiquen el amor fraternal, sean compasivos y humildes." 1 Pedro 3:8

En el fondo, detrás de toda huida, hay un miedo. Hay un miedo a entregarnos de más, a exponernos y no ser correspondidos, a decir lo que sentimos y quedar en evidencia. Poder comprender que al abrirnos a esta persona que nos ama, puede implicar decir "perdón" o "gracias". 

Estar en el camino junto al Padre Celestial implica aprender acerca de nuestras fortalezas y debilidades. Manteniéndonos en una actitud positiva, intentando avanzar con estas experiencias de vida junto a la Fe y la esperanza, podremos ayudar a quienes se encuentren en nuestro corazón presentes.

Poder amar a estas personas desde un lugar de madurez y completitud, nos ayudará a recordar que vínculo quieres tener con Dios.