Accede a más contenido como este.
“Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios el que hace todas las cosas en todos.” 1 Corintios 12:4-6
Identifícalos. Muchas veces, los problemas a los que nos enfrentamos y la vorágine del “ahora mismo” que la sociedad nos impone, nos dejan que veamos los dones con los que Dios nos bendice. Identificarlos es la primer tarea.
“Pero teniendo dones que difieren, según la gracia que nos ha sido dada, usémoslos: si el de profecía, úsese en proporción a la Fe; si el de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que da, con liberalidad; el que dirige, con diligencia; el que muestra misericordia, con alegría.” Romanos 12:6-8
Estúdialos. Una vez identificados, tal vez buscar referencias acerca de ellos en la Biblia y ver qué dicen las escrituras al respecto es un buen comienzo para conocer nuestras capacidades y cómo ejercitar los dones que Dios nos ha dado.
“Según cada uno ha recibido un don especial úselo sirviéndoos los unos a los otros como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. El que habla, que hable conforme a las palabras de Dios; el que sirve, que lo haga por la fortaleza que Dios da, para que en todo Dios sea glorificado mediante Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén.” 1 Pedro 4:10-11
Ponlos en práctica. Básicamente eso te dará una idea general acerca de cuánto necesitas ejercitar dicho don y el camino que ya has recorrido, algo completamente necesario para no desalentarnos en el proceso. Al mismo tiempo, ayudarás a otros mientras tanto. Al hacer esto, te estarás probando a ti mismo.
“Y Él dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros,” Efesios 4:11
Llévalos al límite. Porque siempre es bueno exigirnos un poco más, ver hasta dónde somos capaces de llegar, y de esa manera haremos que Cristo se sienta orgulloso de nosotros. Por otro lado, experimentaremos la tranquilidad de saber que hemos dado todo por esa causa.
“testificando Dios juntamente con ellos, tanto por señales como por prodigios, y por diversos milagros y por dones del Espíritu Santo según su propia voluntad.” Hebreos 2:4
Compártelos. En la etapa final, es nuestro deber compartir lo que hemos aprendido con aquellos que lo necesitan. Tal y cual Cristo nos enseña, esto también es una forma de demostrarle nuestro amor al prójimo. Recordemos que de nada sirve hacer las cosas que el Señor nos indica si finalmente nos quedaremos las enseñanzas para nosotros mismos.