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Si queremos avanzar en un camino de sanación y evolución espiritual, debemos aceptarnos tal cual somos, amarnos y cuidar a nuestro corazón.
“No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.” Filipenses 4:6-7
Si alguna vez intentamos ocultar la felicidad o el amor probablemente nos habrá resultado algo muy extraño, difícil o imposible de contener. Suprimir o someter ciertos sentimientos que nos hacen bien en nuestro interior, hacen que procedamos de un modo poco natural.
¿Qué es lo que nos hace ocultar la tristeza o la pena? ¿Por qué debemos mostrarnos al mundo de la mejor manera posible? ¿Qué tenemos que disimular ante las personas que nos rodean si no estamos bien en nuestro interior?
"El Señor mira desde los cielos; Él ve a todos los hijos de los hombres. Desde el lugar de su morada Él observa a todos los habitantes de la tierra; Él, que modela el corazón de cada uno de ellos; Él, que todas las obras de ellos entiende" - Salmo 33:13-15
Claro que el reflejo de nuestro ser y nuestro interior es evidenciado en el modo en el que nos manifestamos (desde la vestimenta, el modo de actuar, caminar o hablar). En el mundo de hoy tener una postura positiva es recompensado con sonrisas y frases como “que linda energía tienes” o “tu desempeño se vio favorecido por tu actitud positiva”.
Qué sentido tendría entonces no poder lidiar con nuestros momentos críticos o poco felices. No debemos atormentarnos ni castigarnos cuando pasamos estas etapas de luto o de aceptación emocional.
Entender que son transitorias y que nos permitirán fortalecernos en Espíritu y corazón es el camino que Dios quiere que transitemos.
“Nuestro corazón se alegra en el Señor; confiamos plenamente en su santo nombre.” Salmo 33:21
Aceptarnos tal como somos en esos momentos donde la vida nos somete a circunstancias o acontecimientos que manifiesten sentimientos de angustia. Si la situación que nos rodea genera tristeza, debemos abrazarnos a nuestra Fe, entregar las cargas y preocupaciones a nuestro Señor y orar para recibir el calor del Espíritu Santo en nuestros corazones.
Gracias a Dios que en Cristo encontramos las respuestas a todas las preguntas y cuestionamientos que nos venimos a realizar. No romper la confianza que poseemos en Dios es el pilar fundamental para poder seguir adelante en comunión con la Fe.
"Vamos, pues, confiadamente acerquémonos al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro." Hebreos 4:16
La confianza en el Espíritu Santo resulta ser un escudo ante las situaciones angustiantes. No solo van a ayudarnos a repeler dichos sentimientos negativos, sino que además nos dará sanación a nuestro ser interior y nos dejará predispuestos a superar nuestros temores y melancolías.
No sólo superar, sino que además gestar una base para poder abordar desde otro lugar y otra óptica una potencial solución al conflicto o problema. Desaparecerán esos fantasmas del temor y la ceguera ya que Dios nos iluminará y alimentará nuestros pensamientos de su luz.
“El pueblo que andaba en tinieblas ha visto gran luz; a los que habitaban en tierra de sombra de muerte, la luz ha resplandecido sobre ellos” Isaías 9:2
Es muy importante entender y recordar que desde los cielos Dios Padre observa todos y cada uno de los problemas, teniendo una claridad y un plan para cada uno de estos. Nos ve por igual a todos sus hijos y es por este motivo que entiende las dificultades que podemos atravesar, sea cuales fueren los motivos por los que nos encontramos atravesados. Nosotros estamos siempre manejado recortes de la información, procesando parte de lo que percibimos y entendemos como un “problema” una afectación que para otras personas o para el mismo Padre Celestial no implica un obstáculo.