Al poder identificar los pilares fundamentales del respeto, del amor y la comprensión podremos evolucionar. Incorpora del siguiente artículo estas maneras de reconocer todo lo que te rodea de un modo distinto.

"Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia." Colosenses 3:12

Cuando te relacionas con el Espíritu Santo nunca se pierde absolutamente nada. Cuando existe amor, cuando la entrega es mutua ante Dios, tenemos que comprender ese amor desinteresado que tiene nuestro Padre Celestial. Ese regalo, ese sentimiento genuino existe en cada bendición que se nos aparece en el camino de la vida.

Algunas veces no nos encontramos emocionalmente hablando para para recibir tanto amor. Eso es mucho más grave... Es tiempo de superar esas ataduras del pasado.

Habrá personas que fueron importantes en tu vida, una parte de un viejo capítulo de tu vida que sólo te provoca nostalgia y melancolía. Pero también existirán otras que te inspirarán muchos buenos recuerdos, un amor privilegiado como el que recibimos del Salvador.

"La respuesta amable calma el enojo, pero la agresiva echa leña al fuego." Proverbios 15:1

Algunas personas experimentan dificultades al recibir, y entonces, a pesar de que el Espíritu Santo se manifieste con actos de amor y demuestre la luz en el camino, en muchas oportunidades se nubla la percepción y la apertura del corazón. 

En la medida que nos mostremos con más recepción y atención real para con nuestros sentimientos frente al Señor, estaremos acumulando peldaños ascendentes a nuestra conexión espiritual.

Cuando acumulamos estas experiencias positivas, sentimos que tenemos algo que devolver hacia Dios. Ahí es cuando desarrollamos sentimientos de amor puro y propio y nos volvemos sensibles frente a las personas que nos rodean y a nuestra comunidad.

"En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas." Gálatas 5:22-23

Lo que es seguro es que cuanto más intercambio tengamos con el Espíritu Santo, más se nutrirá la relación con Dios.

La responsabilidad es nuestra ya que siempre hay que cuidar ese equilibrio. Lo opuesto al amor no es el odio, contrariamente a lo que se cree. El amor y el odio son dos emociones fuertes que pueden fortalecer cualquier vínculo, y hacer que dure por años, para bien o para mal. Es el desinterés, la indiferencia, es lo que lleva al desvío muchas veces de nuestro sentido de realidad y de respeto por El Señor.

"Pero ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que podamos darte estas ofrendas voluntarias? En verdad, tú eres el dueño de todo, y lo que te hemos dado, de ti lo hemos recibido." 1 Crónicas 29:14

El Señor te invita a que dediques tiempo a Tí. Tómate un tiempo a solas para volver a reconectar con la oración. Escuchando a tu corazón esas plegarias desde lo más profundo de tu ser que reflejan esas heridas que aún no han sido sanadas por la luz del Padre Celestial.

Cuando uno recibe, siente el deseo de dar. De esta forma se restablece el equilibrio de las partes. Este equilibrio está en constante cambio porque la vida avanza y cada persona toma decisiones. Pero siempre recordemos que el Padre Celestial nos acompaña en cada paso.