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Cuando nos enfrentamos a circunstancias injustas, especialmente cuando ya estamos agotados, nuestra reacción natural es frustrarnos y cuestionar el amor de Dios. Navega por los siguientes versículos que te darán inspiración divina.
"Y no solo en esto, sino también en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza." Romanos 5:3–4
Cuando nos enfrentamos a circunstancias injustas, especialmente cuando ya estamos agotados, nuestra reacción natural es frustrarnos y cuestionar el amor de Dios. Pero la Biblianos enseña a ser pacientes y creer en el plan soberano de Dios. Las pruebas y tribulaciones no deben tomarnos por sorpresa. Estas pruebas a menudo funcionan como el fuego purificador de Dios, transformándonos en la imagen de Cristo y preparándonos para sus propósitos.
Así como un agricultor debe perseverar a través de temporadas difíciles para obtener una cosecha productiva, se nos pide que creamos que Dios está trabajando incluso cuando no podemos ver los beneficios de nuestro trabajo. Esta perseverancia requiere una fuerte fe en el amor y la fidelidad de Dios, creyendo que Él está obrando todo para nuestro beneficio y Su gloria, incluso cuando parece lo contrario.
"Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios." Hebreos 12:2
Debemos buscar constantemente Su fuerza y gracia para perseverar cuando estemos tentados a rendirnos. Fijar nuestra mirada en Jesús, quien llevó la cruz por nuestro bien, nos da la fortaleza para perseverar. Su ejemplo de soportar el dolor por una razón nos recuerda que seguirlo conduce a una vida de plenitud y significado.
La perseverancia es más que nuestra propia resolución; se trata de depender de la fuerza y la gracia de Dios en cada momento, confiando en Su tiempo y métodos, y comprendiendo que nuestras dificultades actuales palidecen en comparación con la gloria que nos espera.
Así que, en lugar de cansarnos de hacer el bien, sigamos confiando en el poder de Dios. Corramos la carrera que se nos ha establecido, confiados en que eventualmente probaremos Su alegría y cumplimiento. Estoy convencido de que nuestra persistencia demostrará nuestra devoción a Cristo y que Él nos llevará adelante.
¿No tenemos todos un mismo padre? ¿No nos ha creado un mismo Dios? ¿Por qué nos portamos deslealmente unos contra otros, profanando el pacto de nuestros padres?” Malaquías 2:10
Si anhelamos acercarnos al camino del Señor, debemos hacerlo libres de incertidumbre y de culpas.
De esta manera podemos comprender que el foco de nuestra Fe y de nuestra bondad pueden estar comprometidos 100% con el Señor y con el Espíritu Santo.
Recibiremos de Dios su bondadoso y benevolente guía para que logremos alcanzar su plan divino que nos preparará para acceder a las puertas del Cielo.
Claro que no es un recorrido sencillo, pero por suerte tuvimos, tenemos y vamos a tener personas que nos guiarán en el camino de la Fe.
“Que abandone el malvado su camino, y el perverso sus pensamientos. Que se vuelva al Señor, a nuestro Dios, que es generoso para perdonar y de él recibirá misericordia.” Isaías 55:7
Para lograr construir una paciencia de hierro, con tintes de amor y una pizca de Fe, debemos intentar acercarnos al Padre Celestial mediante la oración y la lectura de la Biblia.
Encontraremos en estas prácticas, espacios adecuados para reconectar con nuestro ser interior y con los pilares fundamentales del Espíritu Santo.
Encerrarnos en la soledad del silencio y alejarnos de las personas que nos quieren ver bien, se convierte en un error muy común hoy día.
Aprendamos a vivir en comunión con los seres creados por Dios, con sus diferencias y virtudes. Perdonando a aquellos individuos que nos ofenden, ofreciendo nuestro lado más solidario, y amoroso para esas personas que necesitan de una caricia especial.