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Transitar por los distintos tramos de la existencia supone un desafío y una meta que debemos alcanzar sustentados en la Gloria del Señor. En el siguiente artículo encontrarás maneras para acercarte a las generaciones futuras.
“No desprecien la juventud. Sé ejemplo de los creyentes en la palabra, en la conducta, en el amor, en el espíritu, en la fe y en la pureza.” 1 Timoteo 4:12
La vida es un camino lleno de etapas y cada una de ellas tiene sus propias características.
En este camino, hay ciertas fases de la vida que nos cuestan más que otras. Momentos en que estamos más dispersos y confusos, atravesando ese puente maravilloso, pero no por eso menos difícil, que va de la infancia a la adultez.
Superar los desafíos que se presentan en este ciclo, es de vital importancia y uno de los mayores retos que debemos afrontar.
La juventud es una hermosa etapa de la vida en donde estamos repletos de fuerza, alegría y vitalidad. También es un periodo de grandes distracciones y dudas.
“¿Cómo puede el joven llevar una vida íntegra? Viviendo conforme a tu palabra”. Salmos 119:9
Sin embargo, la realidad de los adolescentes y jóvenes actuales es muy distinta a la que vivimos los que ya peinamos algunas canas. La sobre información, sumada al avance vertiginoso de la tecnología, puede inducir a los jóvenes a perder el camino que Dios ha diseñado para cada uno de ellos.
Es fundamental acercarnos a nuestros jóvenes para no profundizar el abismo generacional que puede llegar a generarse cuando nos damos por vencidos al intentar comunicarnos.
Debemos intercambiar perspectivas para generar un vínculo sano. Debemos darle a los jóvenes el lugar que se merecen y evitar el error de pensar que nada podemos aprender de ellos.
“Tú, Soberano Señor, has sido mi esperanza; en ti he confiado desde mi juventud”. Salmos 71:5
Es importante tender todos los puentes posibles para un entendimiento fraternal con los jóvenes. Ellos están transitando un proceso en donde las dudas están a flor de piel.
Sus cuestionamientos, su efervescencia y energía deben ser encausados y guiados por La Palabra del Señor. Por eso, debemos dejar que nuestro Padre Celestial intervenga en sus vidas con Su Perfecto Amor, Sus tiempos y Su Sabiduría.
Más allá de las circunstancias de su tiempo, debemos cuidar a nuestros jóvenes, dejando que confíen de corazón en Cristo con sus modos y rasgos generacionales.
Es importante que los jóvenes puedan mirar al futuro teniendo en claro la Bendición que significa caminar al lado y bajo la Guía de nuestro Señor.
“Bueno es que el hombre aprenda a llevar el yugo desde su juventud”. Lamentaciones 3:27
Es tarea evidente poder pavimentar el camino a las nuevas generaciones.
Podemos inculcarles la Palabra, que aprendan a disfrutar de la lectura de la Biblia. Que incorporen el hábito de orar en paz. Los valores que nos guiaron por tanto tiempo deben establecer el rumbo y las bases fundamentales para los jóvenes.
Muchos niños y niñas se estarán convirtiendo prontamente en jóvenes y adolescentes que seguirán algunos patrones de consumo y comportamiento según la ciudad o lugar donde vivan y se desarrollen.
En muchos casos el poer acercarnos a temprana edad a estos pequeños hijos de Dios nos ayudará a mostrarles una senda de iluminación, Gloria y Bendiciones que nos acerca el Padre Celestial. De este modo podemos darles ejemplos concretos de como el Espíritu Santo nos ayudó en tiempos pasados a formarnos con un espíritu mucho más nutrido y equilibrado.