La vida moderna nos somete a constantes exigencias, y la incertidumbre del futuro puede generar en nosotros preocupaciones y estados de intranquilidad que, si no se gestionan adecuadamente, pueden derivar en ansiedad.

Aprende a lidiar con esta emoción que no debe dominar tu vida en el siguiente artículo.

"Soy yo mismo el que los consuela. ¿Quién eres tú, que temes a los hombres, a simples mortales, que no son más que hierba?" Isaías 51:12

La ansiedad es una emoción que experimentamos en diferentes momentos de nuestra vida.

La ansiedad es una emoción que experimentamos en diferentes momentos de nuestra vida. La vida moderna nos somete a constantes exigencias, y la incertidumbre del futuro puede generar en nosotros preocupaciones y estados de intranquilidad que, si no se gestionan adecuadamente, pueden derivar en ansiedad.

La ansiedad se manifiesta en nuestro cuerpo de diferentes maneras. Puede provocar sensaciones físicas como un nudo en el estómago o la garganta, lo que aumenta nuestro nivel de estrés. La sensación de angustia puede crecer en nuestro interior, lo que nos hace sentir temerosos e inseguros. ¿Qué hacer y cómo proceder en este tipo de casos?

“Pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán.” Isaías 40:31

En momentos de incertidumbre, es importante recordar que contamos con el poder más fuerte del universo de nuestro lado: tenemos a Dios Todopoderoso. Él nos guiará y nos protegerá para nuestro bien. Todos hemos pasado por momentos difíciles en los que la ansiedad se apoderó de nuestros corazones. La percepción incierta del futuro nos hace sentir inseguros y con miedos que nos llevan a actitudes que no nos reconocemos.

Es importante hablar con Dios para desterrar la inseguridad que nos invade. Debemos pedir al Altísimo la sabiduría necesaria para conservar la calma y no tomar decisiones apresuradas que puedan perjudicarnos.

“…echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.” 1 Pedro 5:7

Cristo nos invita a despojarnos de toda ansiedad generada por problemas familiares, desempleo, diagnósticos o relaciones. Es importante entender que Dios no nos está pidiendo esto porque nuestra angustia no sea válida, sino porque Él desea liberarnos de las cargas que nos están dañando.

Nuestro Padre Celestial se preocupa por nuestras vidas y por cada situación que atravesamos, buena o mala. Él nos ama tal como somos, y esa es una realidad que nunca cambiará, aunque en ocasiones tengamos dudas.

Debemos recordar que los tiempos de Dios son perfectos y diferentes a los nuestros. Cuando nuestra confianza decae debido a las tribulaciones que estamos atravesando, estamos desconociendo al Señor.

Por eso es importante sustentarnos en la fe de la palabra de Cristo, para familiarizarnos con el amor de Dios, que es la mayor de las bendiciones.

“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.” Isaías 26:3

La ansiedad es una emoción que experimentamos y que debemos poder encaminar hacia afuera y desterrar de nuestro ser interior.

La incertidumbre puede derivar en ansiedad y en situaciones que muchas veces creemos que no podemos resolver. Es importante recordar que tenemos a Dios Todopoderoso de nuestro lado, y que podemos acudir en oración para solicitar su intervención divina.

Cuando nos damos cuenta del infinito amor que nos profesa el Altísimo, podemos descansar en Él nuestras cargas más pesadas. Para eso, tenemos que acercarnos constantemente a Su misericordia con humildad y arrepentimiento sinceros.

A medida que conocemos a nuestro Padre Celestial, nuestra confianza comienza a florecer, y reposamos en la fe, sabiendo que Él siempre estará a nuestro lado y nunca permitirá una carga que no podamos soportar. Es importante recordar que Dios está con nosotros en todo momento, y que no debemos dejar que la ansiedad nos detenga en nuestro camino de iluminación fraternal.