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Armar una rutina diaria de conexión con el Señor te ayudará a sanar tu alma. Descubre en los siguientes versículos una manera única para reconectar con el Padre Celestial.
“Solamente comportaos de una manera digna del evangelio de Cristo, de modo que ya sea que vaya a veros, o que permanezca ausente, pueda oír que vosotros estáis firmes en un mismo espíritu, luchando unánimes por la Fe del evangelio” Filipenses 1:27
Empezar nuestros días con la conciencia de que nos levantamos con salud, vitalidad y energía para afrontar nuestras tareas nos ayudará mucho a seguir en el camino del Señor.
Si en algún día concreto nos sentimos con mala energía, poca predisposición o malestar por algo que sentimos o pensamos, tenemos que tener claro que la curación debe comenzar desde el primer minuto en que nos levantamos.
La oración diaria fortalecerá nuestro vínculo con el Señor. Emprender un diálogo regular y agradecido para que se convierta en rutina, pero no en aburrimiento. Un espacio de diálogo y consenso sanador con el Padre.
“Y a aquel que es poderoso para afirmaros conforme a Mi evangelio y a la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que ha sido mantenido en secreto durante siglos sin fin” Romanos 16:25
Así como por la mañana algunas personas desayunan con frutas o jugos, otras hacen ejercicio o rutinas de yoga, hay muchas personas que aprovechan esa paz matutina para conectar su alma con el Espíritu Santo.
Así, como con una meditación, en los momentos de soledad, concentración y silencio, podremos profundizar en nuestra conexión con la Fe. Si surgen las dudas, los miedos o las preguntas que nos atormentan desde el principio, será un espacio único para aprender sobre tu interior.
En el día a día entenderás cómo las personas que se ejercitan a diario, tonifican sus músculos y su cuerpo.
“Algunos confían en carros, y otros en caballos; mas nosotros en el nombre del Señor nuestro Dios confiaremos. Ellos se doblegaron y cayeron; pero nosotros nos hemos levantado y nos mantenemos en pie.” Salmos 20:7-8
Tú puedes tonificar tu corazón y tu alma: La esperanza se renovará con cada amanecer, la gratitud por lo que vas aprendiendo en tu vida y lo que se te presenta como una oportunidad para acercarte al Espíritu Santo, será la base para sentir que el Señor está cada vez más cerca de tu corazón y de tu alma.
Con el tiempo, estarás deseando levantarte cada mañana para conectarte con la oración. Algunas personas hacen esta rutina por la noche, antes de dormir, pero en algunos casos, el estar muy cansado y con las energías muy bajas hace que uno no se concentre en ese espacio de inspiración divina.
Si es necesario hacerlo en otro momento del día porque nuestros quehaceres diarios no nos permiten aprovechar la mañana para dialogar con el Padre Celestial, tratemos de hacerlo en un lugar y momento del día que nos sea beneficioso.
“si en verdad permanecéis en la Fe bien cimentados y constantes, sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, que fue proclamado a toda la creación debajo del cielo, y del cual yo, Pablo, fui hecho ministro.” Colosenses 1:23
Quizás durante la comida o, por qué no, antes de ir a dormir. No importa dónde ni cuándo, lo importante es la permanencia y la perseverancia del diálogo y la gratitud durante la oración.
La voluntad del Señor es clara para cada uno de sus hijos e hijas. Desea que se superen en todo momento, que puedan aprender de las adversidades y de las situaciones en las que se involucra cada persona.
Las decisiones que tomemos, diseñarán el futuro de cada uno de nosotros y es por este motivo que tendremos las oportunidades necesarias para acercarnos a Jesús, para poder pedir por iluminación, por su guía y tenerlo como un aliado fundamental a la hora de sacar fuerzas para seguir avanznado.