Podemos optar por tener una actitud positiva o negativa ante las situaciones que se nos plantean en nuestras vidas. Conoce en el siguiente artículo el modo de reconvertir esa energía de transformación dando un paso positivo en tu vida.

"No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre." Juan 15:16

Desde nuestros primeros recuerdos en vida, nuestra familia, nuestros seres queridos que nos vieron crecer y nos ayudaron a comprender todo lo que nos rodea, cumplieron y cumplen un rol importante en el desarrollo de cada persona.  Cada persona nueva que conocemos e ingresa a participar en nuevas etapas de la vida nos recuerda que somos parte de un mundo en constante movimiento y conocimiento.

El desarrollo evolutivo de nuestra Fe y nuestra espiritualidad dependerá de la actitud que tengamos frente a estos nuevos desafíos que nos presenta el Señor.

"Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito." Romanos 8:28

Cada momento de nuestra vida nos enfrenta a diferentes desafíos, nuestro cuerpo presenta diferentes necesidades en las distintas épocas y frente a situaciones de diferente índole.

Si logramos adoptar una actitud positiva ante este tipo de situaciones, logrando enfocarnos en la solución, en cómo evolucionar nuestra personalidad junto a Dios, entonces tendremos la posibilidad de reconocer el amor del Espíritu Santo dentro de nuestros corazones.

Muchas veces somos quienes ponemos peso o algún tipo de ancla en nuestras decisiones o pensamientos y hasta en nuestras emociones. 

Sigamos el ejemplo del Salvador, reconociendo su valentía y su convicción por sobre todas las cosas. Los lamentos no nos ayudarán y tampoco servirán para movernos de esa posición "cómoda".

"El Espíritu del Señor omnipotente está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar liberación a los cautivos y libertad a los prisioneros." Isaías 61:1

El amor por el Señor es aquello que un día nos sorprende caminando y nos envuelve amablemente por el camino de la Fe.

No nos da señales ni tregua. Llega sin aviso y nos ilumina el camino a seguir día a día.

Poder comprender que las emociones no son estancas y pueden fluctuar con mayor velocidad de lo que esperamos, nos ayudará a disfrutar y valorar las bendiciones que se nos presentaron hasta el momento en vida.

Somos lo que somos hoy, hasta el momento.  El mañana aún no llegó y el ayer ya permanece en el recuerdo pasado.

Barrena tus emociones como olas en el mar, súbete al renacimiento espiritual que plantea el Padre Celestial y la Fe. Una parte de tu ser, está esperanzado para poder avanzar hacia esa luz de amor eterna.

"Pues Dios nos salvó y nos llamó a una vida santa, no por nuestras propias obras, sino por su propia determinación y gracia. Nos concedió este favor en Cristo Jesús antes del comienzo del tiempo." 2 Timoteo 1:9

Estamos en un época donde el constante cambio de las tecnologías y los procesos imprime una velocidad a nuestras vidas, forzándonos a adaptarnos continuamente.

Adaptarnos e intentar ir de la mano con las fluctuaciones, actualizando nuestros saberes y proyectos, y nuestra vida cotidiana. 

Para evitar sentirnos ansiosos con la inestabilidad que puede ocasionarnos el cambio continuo, es bueno focalizar en el Señor y en nuestro propio crecimiento espiritual. Reforzando nuestras prioridades y teniendo bien en claro nuestros valores y afectos que nos rodean, nos ayudará a definir quienes somos y a dónde queremos ir junto al Señor.

Los pensamientos podrán ir cambiando con el tiempo, pero siempre sobre la base sólida que nos construye y define como hijos e hijas del Padre Celestial. ¡Confía en ti y llegarás todo lo lejos que te propongas con una actitud positiva y de amor!