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“Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.”

Juan 10:14, 15

El buen Pastor


Jesús conoce sus ovejas, esta declaración es como un bálsamo a nuestras vidas. Somos conocidos por Dios antes de que lo recibamos. “¿Cómo es el proceso de conversión de un alma a Cristo? Eligiendo recibirle. Pero Jesús las ha elegido antes. El ya conocía a cada una que respondería a su invitación y conocía a cada una que se decidiría a recibirlo, pero que, debido a la oposición de las influencias populares, se apartaría de él. Juan dice a todos: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Los que oyeron la voz y contemplaron a Jesús como al Cordero de Dios, la manifestación de Dios más sublime a la humanidad, creyeron en él y llegaron a ser de su propiedad por su propia elección. Pero... su elección de Jesús fue en respuesta a la invitación de Él.

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El amor de Cristo nos fue expresado antes de que lo amáramos. A Jesús ha sido confiada toda la familia humana, como el rebaño de ovejas es confiado al pastor. Esas ovejas y corderos han de recibir un cuidado pastoral y eso esta pensado desde antes de la creación del mundo. Seremos guardados por el fiel Pastor supremo. Y si ellos obedecen la voz del Pastor supremo, no serán dejados para que los devoren los lobos Jesús dice: “Mis ovejas oyen mi voz y me siguen”. El Pastor de Israel no arrea a su ganado sino que lo guía, La bella ilustración de Apocalipsis 7 es un símbolo pastoral. “Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno; porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.”