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“Pues tú has rescatado mi alma de la muerte, mis ojos de lágrimas, mis pies de tropezar”

Salmos116:8-9

Nuestro sustento en la Fe


La misericordia y Gracia de Dios estarán presentes siempre. A lo largo de nuestras vidas y en todo tipo de circunstancias nos preguntamos “¿Dios estará escuchando mis plegarias?”. Cristo, en presencia de la muerte, nunca perdió la calma ya que sabía que su sacrificio era parte del Plan para salvarnos.Debemos apoyarnos siempre en Dios Padre y su hijo Jesucristo cuando necesitemos calmar nuestraansiedad. Así también como cuando requerimos de un consejo o de su iluminación para tomar unadecisión. Pero por sobre todo, debemos agradecer sus intervenciones en modo de oración, ya que lafalsedad en el pedido de ayuda y el no agradecimiento hacen que seamos pecadores utilitaristas delEspíritu Santo.