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Resulta interesante ver la secuencia de los hechos relatados en este pasaje:
1- Dios llama al diablo
2- Dios presume la rectitud de Job.
3- Dios permite que sea tentado.
Sería extenso y complejo analizar las circunstancia que cada uno de nosotros atravesamos en la vida. Cada caso es único y particular, de la misma manera el trato de Dios hacia nosotros, además de personal tiene una finalidad definida por Dios la cuál desconocemos. En el caso de Job, podemos analizar algunos aspectos interesantes. Si un cocinero insiste en que pruebes su torta, es porque él tiene plena confianza que te va a gustar. De igual manera funciona Dios con nosotros. Él sabía quién era Job, de que matrial estaba hecho, sabía que la prueba que el enemigo le podía poner delante, no iba a ser motivo para que Job negara a Dios.
De la misma manera que sabe quiénes somos nosotros. Nos pensó y planeó desde antes de la fundación del mundo, Dios nos conoce, aun cuando todavía no pronunciamos la palabra, él ya sabe toda la oración. ¿Por qué entonces no pensar que las circunstancias son una prueba para conocer de qué estamos hechos? Nuestra Fe, que es más preciosa que el oro se prueba con fuego, y para avanzar en la vida, tenemos que enfrentar obstáculos que al terminar la carrera van a ser nuestro galardones. Sin dudas, cualquier circunstancia que viene a nuestra vida, es permitida por Dios pero no como un castigo, sino para probar que nosotros tenemos la capacidad de salir adelante cuando depositamos nuestra Fe en aquél que nos amó primero.