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“Hijo mío, si tu corazón es sabio, también mi corazón se regocijará.”

Proverbios 23:15

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Cuando atravesamos una desesperanza muy grande podemos transitar caminos de oscuridad y si nuestra fe tambalea, podemos alejarnos de Dios. Las situaciones de pérdidas de seres queridos representan dolores profundos e irreparables. También, los proyectos que no se concretan pueden ser interpretados como fracasos personales y nos pueden volver contra Dios. Lo cierto es que atravesar todas esas situaciones en su compañía hará que la carga sea menor. Permaneciendo en la palabra y refugiándonos en su Iglesia podremos volver a armar las piezas que se han roto.

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Nuestro penar será más leve y encontraremos una mayor paz si nos mantenemos bajo su cuidado. Acompañados en la Iglesia, podemos conocer a compañeros y hermanos que hayas pasado por lecciones similares. No será sencillo sentirse acompañado cuando nos encontramos sumergidos en el dolor, pero siempre habrá hermanos dispuestos a ayudarnos en los momentos de mayor soledad, cuando pensemos que todo está perdido. Siempre podremos encontrar amor en los corazones de los que nos rodean y su ayuda cuando no encontremos el rumbo a seguir. Acercarnos a la fe será lo único que nos guíe cuando estemos en momentos de confusión, nos ayudará a poder sanar nuestras heridas y disminuir el dolor.