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Cuando tomamos real conciencia de la maravillosa Bendición que es contar con Su presencia cada día de nuestras vidas, logramos experimentar y compartir la dicha de sabernos elegidos y amados por Él.
“No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”. Hebreos 10:25
Muchas veces, puede suceder que la sobre exposición continua a la información que circula a través de las redes y en los medios masivos de comunicación nos generen inquietudes y angustias que poco a poco van ocupando todos nuestros pensamientos.
Comenzamos a preocuparnos por la salud de nuestros familiares y por la economía de nuestro hogar. Estas tribulaciones generan ansiedad, desesperación y miedo. Sin embargo, la respuesta para atravesar esta instancia está más cerca de lo que imaginamos y es necesario recuperar la calma para poder enfrentar de pie este reto.
En Hebreos 10:15, nuestro Padre Celestial nos exhorta a congregarnos en unión fraternal con nuestros hermanos y cualquier eventualidad que nos distraiga de ese deber, tendremos que obviarla para honrar la Gloria de Dios.
“Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe”. 1 Juan 5:3-4
El Señor nos ha Bendecido con Su precioso Amor. En nosotros surge la necesidad de cumplir Su mandato por intermedio de nuestra conciencia, por eso se hace indispensable intimar en Oración con nuestro Salvador. Busquemos el momento propicio para hablar con Dios y para compartirlo en el seno de nuestras familias.
No permitamos que las preocupaciones nos alejen de la Gracia del Altísimo. En todo caso, podríamos plantear el escenario a la inversa: Tengamos inquietud si no nos comunicamos con nuestro Salvador a diario. Él nos recibe con los brazos abiertos que dan cuenta de Su perfecta Misericordia e Infinito Amor.Podremos superar nuestras angustias honrando la Gloria del Señor desde el Poder de nuestra Fe inquebrantable.
“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.” Santiago 1:5
Los estados de confusión que nos produce la realidad imperante pueden llegar a sumirnos en la apatía o en la inactividad. Recordemos que junto al Señor siempre tendremos una elección latente y una buena decisión, para glorificar a Cristo, es leer las Sagradas Escrituras, generando el espacio necesario para absorber de manera efectiva esa Sabiduría que nace del estudio dedicado y diligente de la Palabra de Dios.
Pidámosle al Señor Guía, Consejo y Dirección para recuperar nuestra Paz y hagamos extensivo este pedido a las personas que nos rodean. Hablemos con nuestros hermanos de lo que nos transmitido la Palabra de Dios y escuchemos lo que ellos tienen para decir. La interpretación que otros puedan tener nos fortalece y enriquece en la Gloria del Señor.
”Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”. Filipenses 2:13
Lo importante, entonces, es recordar permanentemente nuestro Compromiso con Jesús. Sirvámonos de la Perfecta Sabiduría que Dios Padre nos regala desde las Santas Escrituras.
Este maravilloso regalo que nos entrega El Señor nos da equilibrio y seguridad, alejando el temor de defraudar Su Gloria ya que Él trabaja por intermedio de nuestras decisiones para acometer Sus fines de Paz y Salvación en nuestras vidas. No te olvides de Cristo pues Él nunca se ha olvidado de ti.