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Reconoce y Agradece en la Vida

La oración nos mantiene junto al Espíritu Santo, pero muchas veces no recordamos que podemos ser muy atentos y agradecer en ese momento de paz y calma. Explora en el siguiente artículo el modo de mantenerte en sintonía con el agradecimiento.

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Nos hemos acostumbrado, muchas veces sin darnos cuenta, a desviar la mirada de lo verdaderamente esencial.

Puede parecer hasta lógico que, producto de las preocupaciones cotidianas, la sobreinformación proveniente de los medios masivos de comunicación y las exigencias del mundo actual, perdamos de vista la condición más maravillosa que poseemos, que es ser hijos de Dios.

Es importante reconciliarnos con nosotros mismos, dándonos el tiempo para comprender que El Señor es la fuente de todas las Bendiciones, de todo lo bueno, de las superaciones personales y esa es nuestra mayor riqueza.

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“para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos”. Mateo 5:45

¿Cuántas veces hemos dejado pasar la oportunidad de hablar con El Señor?, ¿En qué cantidad de ocasiones hemos visto pasar días, semanas enteras, sin comulgar con muestro amado Padre?

Las obligaciones, la influencia y la presión que ejerce el mundo moderno sobre nuestras vidas nos distrae, muchas veces, de nuestro verdadero anhelo que es servir al propósito que Dios ha propiciado para nosotros desde el Amor y la Misericordia.

Debemos estar receptivos para aminorar la velocidad en la cual nos vemos envueltos y de esta forma buscar el equilibrio que nos permita comprender, en toda su dimensión, que El Señor es nuestro Padre Eterno y que detrás de todas las Bendiciones que recibimos a diario, esta Su mano extendida para que lo recibamos en nuestro corazón con Fe y Humildad.

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“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes, afirma el Señor, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza”. Jeremías 29:11

Cuando tomamos la vital decisión de caminar junto al Señor, debemos tener siempre presente que estamos transitando un sendero de Compromiso y Salvación que debemos honrar responsablemente.

Dios nos conoce a la perfección y tiene buenos planes para nuestras existencias. Cuando entendemos y aceptamos que Él está al mando de nuestras vidas, que escucha nuestras suplicas y que nos insta a buscarlo y conocerlo constantemente, es que nos percatamos de que nuestro Padre Celestial tiene un futuro y una esperanza para cada uno de Sus hijos.

Si bien puede suceder que los planes del Altísimo no son lo que nosotros esperábamos, debemos comprender que Sus tiempos son Perfectos y distinto a los nuestros. Sin embargo, es claro que el plan de Dios es lo mejor para nuestro crecimiento y superación.

Nuestra Fe se sostiene, entre otras cosas, en la certeza de que El Señor trabaja para el Bien de todo el Pueblo de Dios.


“Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría”. 2 Corintios 9:7

El Señor nos ha Bendecido con Talentos y Dones que nosotros debemos desarrollar para cumplir Sus propósitos en la tierra. Esta en nosotros crecer en Cristo para reconocer y entregar esas Bendiciones con alegría a nuestros hermanos.

De igual manera, nuestro Padre Celestial hablará a través de los Dones otros para llegar a nuestro corazón.

Probablemente todos, alguna vez, hemos entregado algo de mala gana. Esta actitud no agrada al Señor, por lo tanto es fundamental comunicarnos con Él para reflexionar y desde Su Perfecta Sabiduría lograr que nuestra próxima ofrenda nos llene de gozo, porque hemos sanado y tenemos el corazón dispuesto.


“La bendición del Señor es la que enriquece, y El no añade tristeza con ella”. Proverbios 10:22

Seguramente hemos pasado por la instancia de desear algo que suponíamos nos iba a hacer feliz y, una vez obtenido, no fue así.

Es necesario considerar nuestras elecciones bajo la Luz y Guía de Dios todopoderoso y preguntarle si esa es Su voluntad para nosotros y esperar Su respuesta.

El responderá encaminando nuestros pasos hacia las mejores decisiones. Solo tenemos que escuchar Su Palabra.

Allí, entenderemos, que nuestra mayor Bendición es ser hijos de Dios.




Versículo diario:


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