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Debemos poder recurrir de modo sencillo a ciertos pasajes de la Biblia que nos habiliten y nos reconecten con la Fe de un modo profundo.
“Así, todos nosotros,
que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor,
somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor,
que es el Espíritu.”
2 Corintios 3:18
Llega a nuestras manos en el momento en el que más lo necesitamos y penetra en nuestros corazones de modo perpetuo, reviviendo la llama con la que podremos reflejar nuestros actos y acciones diarias.
“No se amolden al mundo
actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán
comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.” Romanos 12:2
Muchas veces nos quedamos contemplando el pasado o las metas que no logramos alcanzar. O simplemente quedamos atorados en replicar o soñando un modelo de vida que llevan otras personas.
Nos quedamos angustiados sin comprender que en realidad tenemos un plan perfecto, ideado por la voluntad de nuestro Padre creador. Por eso es que tenemos que romper con nuestra zona de confort, superándonos todos los días y encomendando nuestros corazones a la Gloria y bendición de Cristo nuestro Señor.
“El Señor te protegerá;
de todo mal protegerá tu vida. El Señor te cuidará en el hogar y en el camino,
desde ahora y para siempre.” Salmos 121:7-8
Está en cada uno de nosotros como fieles devotos del Espíritu Santo, en dejar ingresar a la Fe a nuestros hogares y a nuestras almas, ya que la luz que hemos visto en el rostro de Jesús, es la misma que se encontrará depositada para siempre en cada uno de nosotros.
“Hagan lo que hagan,
trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo,
conscientes de que el Señor los recompensará con la herencia. Ustedes sirven a
Cristo el Señor.”
Colosenses 3:23-24
Si decidimos habitar en el Espíritu Santo, caminando por un camino de luz y de Fe, encomendamos para siempre y de modo ferviente nuestras plegarias hacia el Señor. No debemos anhelar ni esperar una recompensa material.
En este mundo repleto de modelos de carne y hueso que nos imponen reglas para poder ganar por sobre cualquier otra persona, debemos rescatarnos. Interponer ante todo los valores Cristianos, comprendiendo que estaremos en comunión viviendo eternamente con nuestro Padre y su hijo Jesús.
¿De qué sirve ganar el
mundo entero si se pierde la vida? Marcos 8:36
Si afirmamos que nos encontramos cerca de la luz, de brazos abiertos hacia nuestro Dios y su hijo, debemos alejarnos de todo pecado. Sin lugar a duda la avaricia nos lleva a cometer y desear situaciones en las que nunca antes habíamos estado. Jesús en la cruz, con su sangre y su vida, perdonó y purificó todos nuestros pecados.
Pero si decidimos entonces que anhelamos una vida libre de pecados, no debemos engañarnos y caminar por un sendero de veracidad y purificación divina. De nada sirve acumular y derrochar energía ni tiempo con objetos efímeros y carentes de valor. El Espíritu Santo es el único tesoro que debemos añorar.
“Porque de tal manera
amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en
él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Juan 3:16
Del mismo modo que iniciamos nuestro camino de Fe con los aprendizajes de las sagradas escrituras, los testimonios y relatos de antepasados que nos criaron, lograremos continuar por el sendero del Espíritu Santo hacia el templo celestial.
Ese es el destino de vida que nos depara a hermanos y hermanas que en comunión buscamos reparo en la oración dedicada al Santo Padre y a su hijo Jesucristo. Cumpliendo los mandamientos, acudiendo a su bendición, Dios renovará los votos de nuestros corazones, sin dejarnos tropezar con la tentación ni el mal.
“si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y
abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado
y restauraré su tierra.” 2ª Crónicas 7:14
No hay promesa que no sea cumplida por nuestro Señor. Sólo debemos reconocernos pecadores, ya que somos humanos y débiles, pero no por eso debemos dejar de seguir amando y orando por la restauración de nuestra Fe. El milagro realizado por Jesús en la cruz, nos da el ejemplo de los sacrificios que tendremos que hacer en vida para poder continuar sin abandonar la búsqueda de verdad, justicia, redención y amor.
Abonar nuestra espiritualidad será una tarea sencilla comparada con la de mantenernos alejados de las tinieblas del pecado, comprendiendo que amando a nuestros hermanos, permaneceremos siempre sin caer en la tentación.
“Por tanto, para que
sean borrados sus pecados, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, a fin de que
vengan tiempos de descanso de parte del Señor.” Hechos 3:19
Sin necesidad de realizar sacrificios ni ofrendas materiales, sólo debemos ofrecer nuestro corazón, agradecer en oración y obrar desde el bien, como buenos Cristianos, para alcanzar en el reino de los cielos, la vida eterna junto a nuestro Señor.