Debemos estar con los sentidos y las emociones abiertas para poder sentirnos de un modo único. Encuentra en el siguiente artículo grandes esperanzas que te ayudarán a encaminar tu camino.

"En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas." Gálatas 5:22-23

Siempre debemos guardar las esperanzas en la vida, ¿quieres saber por qué?

Se trata de un paso a paso cotidiano, donde la Fe se alimenta de buenas acciones, de conectar con aquellos seres de luz que nos rodean y que aparecen en nuestro camino. Recuerda que son enviados y enviadas del Señor que nos definen como personas a futuro, ya que podemos aceptar el desafío de ayudarlos, ayudándonos.

Si no tenemos energías o la suficiente certeza sobre nuestro destino de Fe ni logramos abrirnos hacia nuestro Padre Celestial, podrás seguir con tu vida, pero desde un lugar muy diferente.

Si logras incluir dentro de los propósitos de vida a Dios, podrás levantarte y seguir adelante, pensando en cómo lidiar en los ámbitos de tu vida con un compañero único. Vas a transitar de un modo muy pacífico y armonioso los senderos y decisiones que se te prensenten.

"El Señor es justo en todos sus caminos y bondadoso en todas sus obras." Salmo 145:17

Podemos mantener algunos pensamientos del pasado como recordatorio de las decisiones que tomamos, pero para mejorar nuestra vida y sentirnos de un modo más ameno y equilibrado, intentaremos mirar hacia el futuro, generando ideas y proyectos que nos ayuden a seguir con la frente en alto, con esperanza y Fe en el Espíritu Santo.

¿Qué sucedería si seguimos con esa actitud pasada, con situaciones que ya no aportan nada nuevo a tu vida?

Si logramos dejar de pensar en lo que ha finalizado, y lo que no logramos concretar, podremos ocuparnos más de nuestro presente para construir un futuro próspero junto al Señor.

En la medida en que estemos con un enfoque de amor propio y de amor para con Dios, podremos estar con mejor preparación para recibir la bendiciones y la Gloria del Padre.

El Señor quiere potenciar tu vida y quiere que tengas la capacidad de amar y compartir con todo aquel que lo quiera recibir. Solo tienes que enfocarte en el presente y en los potenciales cambios que podrías hacer, sin complejos ni temores. 

"Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la Fe." Gálatas 6:10

Si realmente anhelamos ese salto de Fe, debemos hacer un trabajo para poder sentirnos muy bien.

El error y el miedo debemos dejarlo depositado en un rincón de nuestro ser, para darle lugar a la Gloria de Dios, a la esperanza y el amor del Espíritu Santo que acompañará tu evolución tu nuevo hoy y tu realidad actual.

Dar un paso y otro, sigue adelante, sin miedo, confiando en Dios. No bajes tus sueños al nivel de las expectativas de los demás. No eres igual a nadie, no te compares, tú eres tu mejor versión y tu ascenso es inevitable, vence tus miedos y empieza tu ascenso junto al Salvador.

"Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo." Efesios 4:32

Que no se perciba como un sacrificio ni un camino sin felicidad, aprender a convivir con hermanos y hermanas del Espíritu Santo te permitirá intercambiar experiencias y valorar todo lo que lograste en tu vida. Te mostrarán quienes verdaderamente te quieren, quienes reconocen el valor de la Fe y la Gloria del Señor. Claro que van a entenderte y te acompañarán en medio de la toma de decisiones que hagas en el futuro. Simplemente resulta muy sencillo empezar a hacer las cosas de una manera distinta, con una mirada atenta y bondadosa, como lo hizo Jesús con nosotros desde la Cruz.