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Abriéndote al Señor: Un Camino de Fe y Esperanza

Si te encierras en la soledad de los pensamientas muchas veces le darás la espalda al Espíritu Santo. Explora los siguientes versículos para nutrir tu vida ahora mismo.

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"Espero al Señor, lo espero con toda el alma; en su palabra he puesto mi esperanza." Salmo 130:5

Siempre debemos recordar que todos los **pensamientos** y las **emociones** se pueden canalizar en **decisiones**. Dependiendo del tipo de decisión que tomemos y el accionar que tengamos, podremos encontrarnos viviendo una vida plena o una vida alejada de la **Fe**. Tú puedes pensar y determinar qué atraemos en la vida. Por algún motivo en tus pensamientos emerge la idea de que existen algunas personas que no desean cosas buenas para ti. Que estas mismas personas son la causal de lo malo que te ocurre en este momento.

Las personas no pueden influir negativamente en tu vida si tú no lo permites. Recuerda siempre que **Dios** tiene preparada una **misión divina** para que puedas aprender y recorrer un camino de **bendiciones**. Siempre debes saber cómo proteger a tu persona, conservando tu **esperanza** y tu **Fe** en el Señor, aún en los peores momentos. Cuando todo se tambalee, debes pararte y pedir en **oración** al Padre Celestial que guíe tus pensamientos y emociones, que manifieste la verdad de sus intenciones, ya que necesitas de su **paz** y su **amor** para poder seguir adelante.

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"¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza, y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios!" Salmo 42:11

Algunas personas y relaciones que forjamos a lo largo de nuestro sendero junto al **Espíritu Santo** pueden darnos enseñanzas. De otras podemos llegar a ser espejo. Si tú estás irascible, tu entorno absorberá esa energía. Si estás alegre, seguramente hagas un chiste y tus amigos y amigas te devolverán otro, y sonreirán. Eso mismo sucederá con la conexión que tengamos con el Espíritu Santo. Somos una **dialéctica constante**, un movimiento de un polo a otro, en el cual lo que hacemos y sentimos se refleja todo el tiempo como en un espejo frente a Dios.

Eres responsable de tu propia **felicidad**, de tus propios actos, del modo en que te vinculas con tu familia, tus seres queridos, amigos y amigas. Comparte momentos alegres y de **amor puro** con la gente que está contigo todos los días: verás que nuestro Dios estará presente con sus **bendiciones**. Mostrándote realmente quienes son los seres de luz que te rodean cotidianamente y te ayudan a seguir adelante.

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"Solo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi salvación." Salmo 62:1

Si la influencia que percibes proviene de factores externos, debes analizar un poco tu situación personal. Por ejemplo, algún tipo de problema económico en tu país, o situaciones que no puedes ni siquiera comprender, pero que de algún modo pueden interferir en tus anhelos o planes a futuro. De todas maneras, debes comprender que en este camino de **esperanza**, de **amor** y de **Fe** por Dios tú tienes las riendas.

Fíjate que hay personas y ejemplos de vida que te demuestran que pueden sobrevivir y crecer pese a las crisis y problemas que se presenten. Si comprendemos en realidad que los escenarios que se presentan en este momento de nuestras vidas son de **aprendizaje**, para mejorar nuestra **flexibilidad** de acción y de emociones, entonces estaremos en presencia de un acto divino de Fe y esperanza frente al Espíritu Santo.


"Pero, si desde allí buscas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, lo encontrarás." Deuteronomio 4:29

Si logras construir rutinas y procesos que protejan tu ser interior de la **negatividad**, te será cada vez más sencillo rodearte del **Espíritu Santo**. A veces la vida en una gran ciudad puede alejarte de la calma. Es entendible. Sientes que corres todo el tiempo, y que no puedes parar. Tu cuerpo ya no te pertenece, le pertenece a un reloj que corre y no frena.

Si te encuentras en este punto, en este momento de sentir ese tipo de emociones ajenas a tu ser, debes intentar reconectarte en **oración** con Dios. Intentar abrir tus pensamientos y sensaciones al Espíritu Santo, sincerando y calmando todos aquellos pensamientos que te desvíen del curso de **espiritualidad** y reparo sanador que nos presenta el Señor. Intenta extraer cada gota de **pesimismo** y de negatividad de tu discurso, para darle lugar a la **Palabra de Dios**. Para que ingrese en cada rincón de tu cuerpo y se manifieste en tu accionar cotidiano.

Recuerda que existen otras personas en tu entorno que podrán ayudarte a reconectar tu corazón con Dios, pero debes estar disponible, con los ojos abiertos, sabiendo que en realidad la pura **verdad** emerge desde el templo de los Cielos.




Versículo diario:


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