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Amaneciendo con las Respuestas Adecuadas

Muchas veces la paciencia y la perseverancia son necesarias para progresar en el camino. En el siguiente artículo te mostramos cómo hacer para seguir adelante con Fe.

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"Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos. Un día transmite al otro la noticia, una noche a la otra comparte su saber." Salmo 19:1-2

Al estar pasando por un momento de desconexión con el Espíritu Santo nos podemos dar cuenta de que estaremos sin una brújula clave en nuestra vida.

¿Por qué te preguntarás? Básicamente es muy sencillo perder el rumbo, sin darnos cuenta, nos ahogamos en una rutina de obligaciones y quehaceres cotidianos que nos alejan de la Gloria y las bendiciones del Señor.

Sabiendo que el Padre Celestial nos conduce por la senda del amor y del respeto, debemos tomar la decisión de dedicar tiempo a cultiva la Fe en nuestros corazones.

Hacer la pausa necesaria para retomar el enfoque de nuestra cotidianeidad en un objetivo más elevado y de sanación.

Para poder volver a enfocar nuestro sendero, podemos dedicar momentos específicos a la oración, a reconectar con la Palabra Sagrada y a ponernos a disposición del Espíritu Santo.

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"En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde anhelamos recibir al Salvador, el Señor Jesucristo." Filipenses 3:20

Claro que es un proceso que llevará tiempo. Nada es inmediato y tampoco de resolución automática. 

Seguramente tengamos que acomodar y balancear algunas prácticas y espacios de nuestra vida para ocuparnos y profundizar nuestro vínculo con Dios.

Si despejamos la mirada del enfoque actual y logramos observar los claros mensajes que aparecen desde el Templo de los Cielos, podremos comprender que somos pequeños instrumentos del Señor, dispuestos a transmitir su Palabra y sus bendiciones.

Acercarnos al Espíritu Santo, a la Fe y a la conexión interior de nuestro ser nos dará motivos renovados para abrazar el futuro horizonte de amor que se vislumbra. La felicidad emerge y los problemas se empezarán a acomodar y resolver gracias a la obra de Dios.

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"Concentren su atención en las cosas de arriba, no en las de la tierra." Colosenses 3:2

Los pilares fundamentales de la Fe y del Espíritu Santo, nos mantendrán en un movimiento y un camino certero. Sin dudas ni desviaciones para poder cumplir el plan divino que propone el Padre Celestial.

No tenemos que saber todas las respuestas, tampoco tenemos que tener todas las garantías aseguradas para poder tomar una decisión, pero si logramos avanzar con acciones y hechos concretos, ubicándonos cerca del Espíritu Santo, estaremos seguramente mucho más cerca de nuestra conexión en profundidad con Dios.

La señales de evolución espiritual aparecerán de la nada, sin motivo alguno, tendremos que estar en alerta y en un espacio de apertura mental y espiritual para poder reconocerlas.

Al deternos, mirar al cielo y poner una dedicatoria en manos de Jesús, en modo de oración, estaremos encendiendo una vela de esperanza en nuestro ser interior.


"El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego los que estemos vivos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados junto con ellos en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Y así estaremos con el Señor para siempre." 1 Tesalonicenses 4:16-17

Si nos sentimos a gusto con nuestro vínculo con Dios, entonces podemos seguir adelante del mismo modo. Si por el contrario, nos sentimos alejados del Espíritu Santo, entonces resulta indispensable que la Fe se mueva hacia nuestro corazón. 

Que el Señor nos guíe a toda hora y en todo momento. Para eso debemos dejar de sentirnos personas que pueden y quieren resolverlo todo de nuestra manera.

Tenemos que lograr ese equilibrio entre lo terrenal y lo espiritual, ya que Jesús en la cruz con su ejemplo de vida nos demostró que la misericordia, el perdón y el amor son los vehículos que movilizan al mundo.

Disfrutemos la evolución de nuestro ser interior junto al Padre Celestial: agradezcamos todas los aprendizajes y enseñanzas recibidas hasta el momento. Pidamos que la Gloria y la Sabiduría del Salvador nos acompañe siempre.




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